En entrevista con Andes, los catedráticos Fernando Casado, español radicado en Ecuador, y Esteban Morales, de Cuba, coincidieron en señalar que de convertirse uno de ellos en el Presidente número 45 de EE.UU., no es posible augurar una mejor relación de ese país con este continente por diversos factores, incluso apuntan a un escenario de mayor confrontación y la agudización de políticas imperiales hacia esta área geográfica.
Mientras Casado señala que ninguna de las dos opciones son buenas para la región porque tanto demócratas como republicanos “han tenido siempre la concepción estadounidense de que América Latina es su «patio trasero», Morales considera que Clinton continuará la política de Obama y Trump es un hombre de negocios y no se conoce aún quiénes serán sus asesores en política exterior, por lo que ambos ven complejo el panorama para esta región.
La percepción de ambos politólogos coincide con la publicación de un estudio en Ecuador titulado “Las elecciones en EE. UU. y sus implicaciones para América Latina”, de la firma Llorente&Cuenca, según el cual “ni para la candidata demócrata, Hillary Clinton, ni para el republicano Donald Trump, América Latina tiene una particular trascendencia, ni tiene más importancia para ninguno de los dos que la concedida, hasta el momento, a partir de la mitad de la década de los noventa por las anteriores presidencias”.
Al respecto, expertos en política internacional han señalado en medios de comunicación internacionales que aun cuando es trascendental el voto de los latinos migrantes, los afronorteamericanos y las mujeres para la elección presidencial, las elecciones en EE.UU. se basan en la política interna fundamentalmente, por lo que la posición de los candidatos respecto a la política exterior no constituye un elemento decisorio en las urnas.
Situación complicada para la región
Casado indicó que si bien el gobierno de Estados Unidos ha estado inmerso en los conflictos del Medio Oriente, que ha propiciado una menor atención a lo que ocurría de este lado del Atlántico y lo cual permitió una mayor libertad, autonomía y capacidad de acción por parte de ciertos gobiernos de la región, la situación estaría más complicada con la elección del sucesor del actual inquilino del Salón Oval, cualquiera sea el que gane en las urnas.
“La situación en América Latina pues también va a estar bastante complicada. En primer lugar a Hillary Clinton, que pudiera ser (elegida), y a quien la mayor parte de las apuestas dan como ganadora, se la ha definido también como la ‘reina del caos’. Tiene en mente una política exterior que viene a revivir todo lo que han sido las situaciones de la Guerra Fría, es una especie de guerrera de la Guerra Fría; además, durante toda la campaña ha establecido una confrontación directa con Vladimir Putin, el presidente de Rusia”, expuso.
Añadió que esto podría dar lugar a revivir esos viejos demonios de esa ‘Guerra Fría’, y obviamente ello también va a tener una serie de consecuencias en América Latina, como pudiera ser el endurecimiento de las condiciones para el restablecimiento de las relaciones con Cuba, un mayor hostigamiento a los gobiernos progresistas con financiamiento y apoyo a la oposición en países como Venezuela, pero también como Ecuador o Bolivia.
“Respecto a Donald Trump, él ha establecido que sus políticas van a ir mucho más centradas en ahorrar plata a costa del reducir la presencia militar de Estados Unidos en la mayor parte de los países, y eso daría lugar, si se cumpliera la promesa, a menor intervencionismo belicoso, militarista, e imperialista por parte de los EE.UU», señaló el experto en comunicación. Sin embargo, asegura que todo indica que Donald Trump va a tener también una política guerrerista o de intervención de acuerdo a los intereses de EE.UU.
Nada positivo para América Latina
Para el experto cubano, «ninguno de los dos candidatos auguran elementos positivos para América Latina”.
Argumentó que la candidata demócrata tratará de aprovechar lo que ha ido haciendo la política de Obama, particularmente en el caso de Venezuela, y el apoyo irrestricto a Mauricio Macri, en Argentina; mientras que en el caso de Trump, el panorama es incierto. “porque él no es un político, él es un hombre de negocio».
Tampoco cree que la situación vaya a mejorar en este hemisferio “con ninguno de los dos candidatos” y explicó que, en primer lugar, “porque Trump es un total ignorante de la política exterior y de la política hacia América Latina, y en segundo lugar porque la Clinton seguiría el camino que ha seguido Obama”. “O sea, plantear una situación política un poco dual a Cuba y en segundo lugar tratar de recuperar las posiciones que Estados Unidos ha perdido en América Latina”, reflexionó
Cuba, un tema que trae cola
El catedrático cubano señala que en el caso específico de Cuba, Trump ha declarado que no va a admitir los aspectos en los que se avanzado en la política hacia la isla por parte de los demócratas, particularmente el presidente Obama, quien impulsó el restablecimiento de las relaciones con ese país caribeño, aún cuando existen sus obstáculos para la normalización de los vínculos, con la persistencia del bloqueo que le impone a La Habana por más de medio siglo.
Recordó que el candidato republicano ha declarado que va a exigir mucho más a los cubanos, en el sentido de que va a pedir muchas más condiciones a cambio en este proceso de negociación.
Casado, en tanto, asegura que lo que si habrá es «quizás un mayor hostigamiento o envilecimiento de las medidas y por supuesto reafirmar el embargo hacia Cuba, tras ese gesto al menos simbólico por parte de Obama de haberse abstenido en las Naciones Unidas cuando se votaba en contra del embargo hacia Cuba».
Acotó que quizás intentarán volver a la política de persistir con el bloqueo a la isla y seguir con el endurecimiento de las relaciones con Cuba, pero igualmente llevar a cabo todo tipo de intervencionismo para acabar con cualquier gobierno que tenga tintes progresistas y que sea apercibido por Estados Unidos, por parte del Pentágono, como una amenaza a sus intereses.
Insiste en la posibilidad de un mayor financiamiento o apoyo a los partidos políticos conservadores de la región o aquellos que promulguen medidas incluso inconstitucionales, como podría ser el juicio político en Venezuela o como ha podido ser el golpe parlamentario en Brasil, y como ocurrió antes en Paraguay en Honduras, donde, dijo, estuvo involucrada la gestión de Clinton como secretaria de Estado.
“Cualquiera de las dos opciones van a dar lugar a una intervención en la región, y probablemente a una violación de los derechos humanos, y a la injerencia”, sentenció.
Más acciones soberanas desde los países y movimientos progresistas y de izquierda
Para Fernando Casado la estrategia común que deberían seguir los gobiernos y movimientos sociales de izquierda o progresistas de América Latina es “seguir con políticas de soberanía”, como se ha visto en muchos gobiernos de la región. Los movimientos sociales, en su opinión, “tienen que verse claramente empoderados para ser también, de alguna forma, contralores de cualquier tipo de injerencia”.
El catedrático instó a impedir cualquier manifestación de intervencionismo, ya sea causado por el financiamiento desde la NED o la Usaid, o por políticas ilegales, como lo podría ser el financiamiento de partidos políticos. “Yo creo que América Latina tiene seguir con la línea que ha seguido hasta ahora”, por lo menos, apuntó, en aquellos que han sido apercibidos por EE.UU como sus enemigos “y tratar, por supuesto, de que en la unión esté la fuerza”, aseveró.
Sugirió continuar la vía de la integración a través de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), profundizarla y reforzarla, y buscar en lo posible en organismos regionales como este la solución de conflictos y anteponer este escenario a la Organización de Estados Americanos (OEA).
“Intentar también reforzar la integración latinoamericana es la solución, pero desde luego que se va a ver muy obstaculizada por parte de los EE.UU. a partir de la entrada en la Casa Blanca del próximo gobierno», concluyó.