Las niñas y adolescentes ecuatorianas dedican 18,72 horas a la semana al trabajo doméstico, ocho horas más que los varones, que emplean 10,21 horas, según un estudio presentado este jueves por la ONG Plan Internacional.

La brecha entre las horas de trabajo doméstico realizado por mujeres y hombres se incrementa a medida que aumenta la edad y llega a las 31,77 horas semanales en el caso de las chicas, según la ONG, que considera el trabajo infantil como «una de las problemáticas más comunes, pero más invisibilizadas, que afectan a niñas y adolescentes de Ecuador«.

El 99 % de las niñas y adolescentes entre 5 y 17 años en ese país realiza tareas domésticas dentro del hogar, pero solo el 13,5 % lo reconoce, pues se considera natural que «las mujeres y niñas deben asumir prácticamente en exclusividad las tareas del hogar».

Además, ninguna de las familias encuestadas reconoció que las tareas del hogar sean una forma de trabajo, según el estudio, elaborado en las provincias de Manabí, Guayas, Santa Elena, Los Ríos y Loja.

Una de las conclusiones del informe apunta que, aunque la mayoría de las adolescentes que dejaron la escuela dijeron que ello obedeció a un compromiso o un embarazo, «existe una relación indirecta» entre el abandono escolar y la obligación del trabajo en casa.

Muchas de las chicas y sus madres reconocen que las jóvenes adoptaron un compromiso o se quedaron embarazadas para dejar sus casas y «huir del maltrato y del trabajo doméstico que tienen que realizar en sus hogares».

Según Plan Internacional, «el trabajo infantil doméstico tiene un fuerte impacto en la vida de las niñas y adolescentes del Ecuador especialmente porque disminuye el ejercicio de sus derechos así como de su tiempo libre y ocio».

La organización destacó que este tipo de labor «obstruye las distintas autonomías que son indispensables para que las mujeres puedan enfrentar el mundo público y privado en condiciones de igualdad».

Esta dedicación, que reduce la autoestima, restringe su acceso a «otros desarrollos», al tiempo que reproduce patrones de sumisión y servicio y de aislamiento o deterioro de las relaciones de las mujeres con el mundo público, indica.

Con este trabajo, además de concienciar a la sociedad ecuatoriana sobre la necesidad de democratizar el trabajo doméstico, se pretende ofrecer información para que el trabajo doméstico sea considerado «una de las barreras a las que hay que hacer frente» para que las niñas y adolescentes puedan desarrollar todo su potencial.

Durante la presentación del estudio, la ministra de Inclusión Económica y Social, Betty Tola, destacó la importancia del informe y dijo que «desconocer esa realidad naturaliza el trabajo infantil e impide la acción del Estado».

La directora de Plan Internacional, Rossana Viteri, hizo hincapié en la necesidad de «democratizar las relaciones familiares» para lograr igualdad a la hora de llevar a cabo las tareas del hogar.