«Nole» ha firmado una temporada histórica, para enmarcar y frotarse los ojos. No solo ha acabado al frente de la lista mundial por cuarto año en cinco ediciones, sino que rompió el récord de puntos, con 16.585, casi la misma cifra que arroja la suma de las puntuaciones de sus dos más inmediatos perseguidores, el británico Andy Murray, con 16.585, y el suizo Roger Federer, con 8.265 puntos.
Su gran temporada comenzó en el Abierto de Australia, donde ganó por quinta vez. Luego seguirían los Masters 1.000 de Indian Wells, Miami, Montecarlo y Roma, su tercer Wimbledon, el segundo Abierto de EE.UU. y una fantástica carrera en la temporada de pista cubierta, con títulos consecutivos en Pekín, Masters 1.000 de Shanghai y París, para poner broche triunfal al ganar en el O2 de Londres su quinto Masters.
La única mácula de Djokovic este año fue la final de Roland Garros, donde el suizo Stan Wawrinka le impidió conseguir el único grande que le falta en su palmarés. Allí acabó frustrado porque a sus 28 años y después de vencer al rey del torneo, Rafael Nadal, en cuartos de final, veía como se le escapaba una gran oportunidad para seguir la estela del Abierto de Australia y poner su punto de mira en reunir los cuatro grandes la misma temporada.
Ha habido un momento en el que el propio Nadal, incapaz de hacerle daño, llegó a afirmar: «Durante gran parte del año, Djokovic ha estado jugando en una liga y yo en otra».
«Estoy cerca de la perfección, pero ahora además busco la excelencia», dijo el serbio relajado tras derrotar a Roger Federer en la final del Masters este año en el O2 de Londres.
Hasta ahora, su mejor registro se dio en 2011 cuando ganó diez títulos: Abierto de Australia, Dubai, los Masters 1.000 de Indian Wellls y Miami, el de Belgrado, los Masters 1.000 de Madrid, Roma y Canadá y entre medias Wimbledon para acabar ganando también el Abierto de EE.UU.
Solo seis derrotas ha tenido este año «Nole», entre ellas y la más dolorosa, la que encajó ante el suizo Stan Wawrinka en la final de París. Más triste para su equipo que la de Federer en la final del Cincinnati, o la que encajó ante Andy Murray en el último partido en Montreal, o la de Federer en la final Dubai, e incluso mucho más que la que el gigante Ivo Karlovic le infligió en los cuartos de final de Doha.
Federer le ganó también una tercera vez este año en la fase de grupos del Masters, pero luego pagó cara su osadía al ser masacrado por el serbio en la final del O2 de Londres.
Su gran campaña solo tiene un ligero paralelismo con los once títulos que ganó Nadal en 2005: Costa Do Sauipe, Acapulco, Montecarlo, Barcelona, Roma, Roland Garros, Bastad, Stuttgart, Canadá, Pekín y Madrid.
La campeona femenina del 2015 surge de la piscina. Apenas transcurridos tres años desde su irrupción en el panorama internacional con la conquista de la medalla de oro en los 800 metros en los Juegos Olímpicos de Londres, la estadounidense Katie Ledecky se ha convertido, a sus 18 años, en la reina indiscutible de la natación con las cinco medallas de oro que se colgó en los Mundiales de Kazán (Rusia).
Un suculento botín que, como ya suele ser habitual cada verano, Ledecky adornó con varias plusmarcas universales, tras rebajar en más de tres segundos -8:07.39- su propio récord del mundo de los 800 metros y batir -15:25.48-, hasta en dos ocasiones, el tope de los 1.500 que ella misma poseía.
Aunque por encima de récords y medallas destaca la nueva dimensión de la que Ledecky, hasta ahora centrada en las pruebas de fondo, ha dotado a su carrera con el triunfo logrado en los Mundiales de Kazán en los 200 libre, muestra de la versatilidad de una nadadora a la que nadie se atreve a poner límites.
El triunfo permitió a Katie Ledecky lograr un repóquer en Kazán, donde se impuso en los 200, 400, 800 y 1.500, además de en el relevo 4×200, un oro más que los cuatro -400, 800, 1.500 y 4×200- que la norteamericana logró hace dos años en Barcelona en su debut en una cita mundialista.
Ha sido un serio aviso de las intenciones que esta joven estadounidense abriga para el próximo verano en Río de Janeiro, donde Ledecky se perfila como la principal candidata a convertirse en «reina» de los Juegos, un título que en 2015 nadie se ha atrevido a discutir a la estadounidense.