Así lo informaron en un comunicado al término de la CXXXIX Asamblea Plenaria de los obispos de la CEE, que tuvo lugar en Quito, esta semana.
En Ecuador, «a nivel social, hemos comenzado a vivir momentos difíciles. La perspectiva económica se ve muy incierta, así como los caminos para enfrentarla», señalaron.
«Nos preocupan -añadieron- las previsibles repercusiones en la vida de nuestro pueblo, sus decepciones y nuevas situaciones de precariedad, especialmente de los jóvenes envueltos en las drogas, los niños y las mujeres comercializados en la trata de personas y otros en situación de vulnerabilidad, como la inseguridad y el desempleo».
Recordaron que el país se acerca a un período electoral en 2017, cuando se designará al sucesor del presidente Rafael Correa, y apuntaron que este «puede caracterizarse por la exasperación de los enfrentamientos políticos, afectándose todavía más las actitudes de diálogo y colaboración sinceras», que creen «indispensable» para afrontar la «situación adversa que atraviesa el país».
Ecuador atraviesa al momento dificultades, entre otros, por la caída en el mercado internacional del precio del barril de petróleo, principal producto de exportación de la nación andina y el Ejecutivo ha debido realizar ajustes, así como buscar mecanismos para recaudar más dinero.
La oposición y el oficialismo salieron ayer a calles y plazas de Quito y de otras ciudades ecuatorianas, en sendas concentraciones por una reforma tributaria impulsada por el Ejecutivo que grava con nuevos tributos a los cigarrillos, el alcohol y las bebidas azucaradas, entre otros.