La brecha laboral entre hombres y mujeres apenas se ha reducido en un 0,6 % en veinte años, reveló hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al precisar que la proporción de empleo femenino con respecto a la población mundial fue del 49,6 % en 2015.

La brecha laboral entre hombres y mujeres apenas se ha reducido en un 0,6 % en veinte años, reveló hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al precisar que la proporción de empleo femenino con respecto a la población mundial fue del 49,6 % en 2015.

Ello en comparación con el 76 % en el caso de los hombres, precisó la entidad en un informe sobre la situación de las mujeres en el trabajo presentado en la víspera del Día Internacional de la Mujer.

«Las oportunidades de las mujeres para participar en el mercado de trabajo son un 27 % menores que las de los hombres», resumió el director adjunto del Departamento de Investigación de la OIT, Lawrence Johnson, al presentar las conclusiones del estudio.

En cifras, en el mundo están empleadas aproximadamente 1.300 millones de mujeres y casi 2.000 millones de hombres.

De los datos expuestos se concluye que se ha avanzado poco en reducir las desigualdades entre hombres y mujeres cuando se trata de encontrar un empleo y quedarse en él, a pesar de que en el periodo estudiado (1995-2015) el nivel educativo de las mujeres ha aumentado considerablemente.

«Este informe muestra que en las dos últimas décadas las mujeres han conseguido progresos importantes en educación, pero que éstos no se han reflejado en mejoras comparables en cuanto al empleo», subrayó Johnson.

Otra diferencia a favor de los hombres está relacionada con los ingresos: «Cuando una mujer entra en el mercado de trabajo, tiene más posibilidades de formar parte de los desempleados, de los trabajadores a cuanta propia (autónomos) o de aquellas personas que trabajan en negocios familiares sin salario», explicó.

Si bien hay dos veces más hombres que mujeres que son trabajadores a cuanta propia (incluyendo en el sector informal), las mujeres que trabajan en negocios familiares gratuitamente son el doble que los hombres.

En esa línea, la OIT calcula que 586 millones de mujeres estaban en 2015 en las filas de trabajadores a cuenta propia o sin remuneración, veinte millones más que hace veinte años.

«Esto refleja de manera muy clara los desafíos para un trabajo decente que afrontan las mujeres», sostuvo el experto, quien también enfatizó que «el desempleo afecta más a las mujeres jóvenes que a los hombres jóvenes».

La tasa global de desempleo se ubica actualmente en torno al 5,5 % para los hombres, mientras que para las mujeres sube al 6,2 %.

La disparidad entre hombres y mujeres se hace más evidente cuando el estudio muestra que las mujeres están ocupadas más tiempo en trabajos pagados y no pagados.

Tanto en países de ingresos altos como de bajos, las mujeres gastan en promedio dos veces y media más tiempo en tareas domésticas y de cuidado familiar no pagadas que los hombres, mientras que en los países en desarrollo gastan tres veces más tiempo.

Las desventajas que enfrentan las mujeres en el mercado laboral tienen impacto en su presente, pero también en su futuro, como lo demuestra el hecho de que la cobertura de pensiones es 10,6 % más baja entre las mujeres que entre los hombres.

En consecuencia, las mujeres representan el 65 % de personas entre 60 y 65 años, o mayores, sin una pensión regular, lo que hace que 200 millones de ancianas vivan sin un ingreso regular, frente a 115 millones de ancianos.

«En consecuencia, la desigualdad tiende a aumentar a medida que las mujeres envejecen», explicó Johnson.

De manera general, el mundo árabe y África, especialmente el norte del continente, son las regiones con la mayor desigualdad de género en el empleo.

Por el contrario, la disparidad se ha reducido en Europa y Norteamérica, lo que se cree que es una consecuencia de la crisis económica.

«El impacto de la recesión económica en los sectores dominados por hombres y el aumento de la tasa de empleo de las mujeres casadas, en algunos casos para compensar la pérdida de ingresos familiares causada por el desempleo masculino, pueden explicar la reducción de la disparidad», se reconoce en el informe.