Con su tour La cuarta hoja, que incluyó sus mejores éxitos, el español brindó una velada llena de romance y seducción

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Tiene ya varios años que el español Pablo Alborán se ganó el corazón de México, un romance que construyó entregando himnos al romance y desamor y melodías llenas de ritmo y alegría que invitan a cualquiera a bailar, y su gira La cuarta hoja auguraba eso y más con un setlist que incluiría los temas de su más reciente material, pero también los clásicos que lo han coronado como uno de los baladistas favoritos del gremio.

Es por eso que la velada pintaba para ser única bajo la promesa del mismo cantante de hacer de aquel encuentro algo inolvidable.

Buenas noches, México, ¿cómo están? Muchas gracias de corazón por hacer esto posible una vez más, los echaba muchísimo de menos.

Espero que esta noche puedan disfrutar y nos olvidemos del mundo durante estas horas. Haré todo lo posible porque la magia nos invada a todos está noche y para que olvidéis lo que quieran olvidar”, saludó el español al inicio de su show.

En punto de las 21:00 horas el símbolo que aparecía en la portada de este material fue proyectado en una pantalla colocada a lo largo de todo el escenario indicando que era momento de arrancar su presentación.

La energía y el baile no se hicieron esperar pues el cantante dio inicio a su show con sus canciones Carretera y manta, No vaya a ser y Tabú, con las que inmediatamente levantó a su audiencia de sus asientos para acompañarlo entre bailes. Sus meneos de cadera hacían estallar los gritos de sus fans, mujeres mayores a 30 años en su mayoría, quienes perdían el control al ver sus movimientos.

Como buena cita, el artista apareció luciendo traje gris que combinó con playera blanca y tenis, y acompañado por cuatro músicos se entregó de principio a fin.

Voraces, Tu refugio, Si hubieras querido y Saturno formaron parte del primer set con el que ya se había echado a su público a la bolsa, pues entre temas lo ovacionaban a grito de “¡Pablo!, ¡Pablo!, ¡Pablo!”.

El cantante no sólo llevó lo mejor de su talento y de sus músicos, sino que también acompañó su show con una producción que destacó por sus vistosos visuales entre galaxias y selvas que mezcló con múltiples hileras de reflectores y tarimas iluminadas que lo hicieron ver cómo todo un showman.

Una de las partes favoritas de su audiencia fue su set acústico, pues en él, su encuentro se tornó más íntimo en una atmósfera cargada de romance con canciones como Solamente tú, Perdóname, Que siempre sea verano, El traje y Por fin que entonó desde un banco armado simplemente con una guitarra azul y múltiples reflectores en tonos azules alumbrándolo, haciéndolo lucir como una deidad.

Y por si el ambiente no hubiera derramado ya suficiente miel, el intérprete aprovechó este momento para recordarle a sus fans de México lo mucho que significan para él.

En mi vida he tenido y tengo muchísima suerte, pero es verdad que a veces el ritmo frenético de la industria a veces nos descentra, pero cada vez que piso México yo vuelvo a mi centro, son como una fuente de inspiración donde todo tiene sentido y todo es gracias a este maravilloso público, lo agradezco de corazón”, expresó el artista, recalcando que México es y siempre será su segunda casa.

Tras ello, el espectáculo sólo trajo más canciones para cantar a la mesa lanzando uno a uno los éxitos que han enmarcado su carrera, primero con algunos más actuales como Pasos de cero, Ave de paso, Viaje a ningún lado, una colaboración que lanzó junto a Carin León, y Miedo, pero la locura llegó con clásicos de sus inicios como Por fin, Te he echado de menos, Prometo, Quien y Tanto, con los que puso a todo su auditorio a corear, despertando los gritos de hombres y mujeres por igual que se entregaban a su encantos.

Parecería que no hay nada que no le vaya bien al español de 34 años, quien hasta las fallas técnicas le salen bien, pues desde el inicio batalló con su micrófono, pero bastó con una seña para hacer llegar a su técnico y sin dejar de cantar, rápidamente arregló el problema y siguió, incluso hasta dándose el lujo de pedir un aplauso para su ayudante.

La velada de dos horas de duración culminó con la energía a tope con el músico bailando de lado a lado bajo canciones como Vívela, Llueve sobre mojado, Amigos y finalmente La fiesta, con la que irónicamente cerró el show precisamente en medio de un ambiente de celebración.

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