Solo en el fin de semana, el distrito de Chaoyang, el más poblado de la capital y que concentra desde embajadas hasta enormes edificios corporativos, ha reportado 26 casos, el número más alto hasta ahora en esta última oleada de rebrotes de Covid-19. Se ha exigido a quienes vivan o trabajen en la zona que se sometan a tres pruebas de ácido nucleico durante esta semana.
Y, a pesar de que el gobierno ha ofrecido garantías de que habrá suficiente comida, la gente se ha lanzado a las tiendas en busca de provisiones.
En el aire está el temor a que Pekín se pueda enfrentar a una situación similar a la de Shanghái, que lleva ya varias semanas bajo un estricto confinamiento.
Por ahora, se ha suspendido la llegada de turistas a la capital a partir del lunes 25 de abril y se ha exigido a las agencias de viajes que reembolsen el importe de los paquetes de viajes.
En Chaoyang se concentran los mayores temores ante el aviso del equipo de prevención de enfermedades de la ciudad de las rondas de pruebas masivas a las que deberán someterse sus habitantes.
La noticia hizo que los residentes corrieran a abastecerse de suministros esenciales. Las imágenes que empezaron a circular en los medios locales mostraban los estantes de los supermercados vacíos y largas colas en los mostradores para pagar.
Ante el aumento de la demanda, los principales supermercados de Pekín han ampliado sus horarios de apertura.
«La gente en Pekín está viendo los confinamientos en Shanghái, la falta de comida y de medicamentos. Y aunque no se sabe si Pekín tendrá unas medidas similares, la gente se está poniendo nerviosa dada la experiencia de lo que ha pasado», dijo un corresponsal de BBC en China.
Algunas personas en áreas cerradas de Shanghái dicen que están teniendo dificultades para acceder a los suministros de alimentos y se han visto obligados a esperar a que el gobierno les entregue verduras, carne y huevos.