El mandatario conversó con algunos vendedores del establecimiento, que fue construido de nuevo, pues la catástrofe destruyó casi por completo el antiguo mercado.
«A un mes del terremoto ya inauguramos el nuevo mercado de marisco, mucho mejor que el anterior», destacó Correa en declaraciones a periodistas.
Los comerciantes del mercado esperaban con impaciencia este nuevo recinto comercial para poder vender sus productos en buenas condiciones, dejando atrás el sucio y viejo mercado en el que trabajaban antes de la catástrofe.
El mercado antiguo «no valía para nada, era sucio, antihigiénico. Ahora vamos a tener un mercado, no digo de primera, pero sí para trabajar cómodamente», explicaba a Efe, días antes de la inauguración, el vicepresidente de la Asociación de Vendedores, Agustín Mero.
Construido con un presupuesto de 180.000 dólares, el nuevo mercado, que ocupa los mismos 209 metros cuadrados de superficie que el anterior, se asienta sobre una base de cimentación mejorada y cuenta con una estructura metálica que ha sido protegida con pintura anticorrosiva.
Durante su recorrido, de otro lado, el mandatario se refirió a la continuidad de las labores para atender a los miles de afectados por el terremoto que, con sus réplicas, ha dejado 662 fallecidos, además de miles de personas en albergues.
Correa indicó que la estrategia que se sigue es disponer albergues en las ciudades con centenas de carpas y servicios de seguridad, higiene y energía, entre otros.
Reiteró que la reconstrucción de las zonas afectadas durará meses o años y costará miles de millones de dólares, pero consideró que lo más doloroso son las pérdidas humanas que causó la catástrofe.
«Lo material siempre se va a recuperar», declaró, y agregó: «lo que sí nos duele en el alma, nos desgarra el alma, son las muertes».
En su recorrido por Pedernales, el jefe del Estado visitó también un albergue, los terrenos donde se construirá otro y un centro de salud, además de desplazarse a las poblaciones de La Chorrera y Cojimíes, donde también recorrió otro refugio y conversó con ciudadanos.
El presidente se dirigió con un megáfono a la población de Cojimíes y subrayó que «la seguridad es lo primero», al tiempo que instó a quienes hayan perdido sus casas a instalarse en el albergue.
Además, recordó a los moradores que se han dispuesto bonos de ayuda a damnificados que necesiten alquilar un alojamiento o instalarse con familias de acogida, además de ayudas de cien dólares mensuales para la compra de alimentos.