«El rey me ha encargado que vuelva a someter mi candidatura a la investidura como presidente del Gobierno y yo he aceptado el encargo», señaló Rajoy, de 61 años, en rueda de prensa tras su encuentro en el Palacio de la Zarzuela con el rey Felipe VI.
El jefe de gobierno saliente debe ser investido sin dilación, ya que el lunes 31 de octubre vence el plazo pasado el cual, de no haber nuevo gobierno, se disuelve el Parlamento y se convocan elecciones legislativas, las terceras en un año.
Rápidamente, la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, informó que el debate de investidura comenzará la tarde del miércoles, lo que permitiría que el voto decisivo tuviera lugar el sábado, antes de la fecha límite.
Rajoy, en el poder desde 2011, ya fracasó en un primer intento de ser investido a comienzos de septiembre, pero ahora debería lograrlo gracias al giro de los socialistas, que tras meses opuestos decidieron permitir un nuevo gobierno conservador.
El jefe de la comisión interina que dirige el Partido Socialista (PSOE), Javier Fernández, ratificó este martes que la formación dirá «No» en una primera votación el jueves, para luego abstenerse en la votación definitiva el sábado, cuando a Rajoy le bastarán más síes que noes.
De esta manera, Rajoy lograría la confianza para volver a ser presidente del gobierno con el apoyo de los 137 diputados de su Partido Popular (PP, derecha) y los 32 de los liberales de Ciudadanos, quienes sin embargo han rechazado sumarse a un Ejecutivo con los conservadores.
Un nuevo gobierno pondrá fin a diez meses de bloqueo político durante los cuales España se mantuvo dirigida por un Ejecutivo en funciones muy limitado en sus capacidades.
La parálisis comenzó en diciembre de 2015, cuando las legislativas produjeron un Parlamento muy fragmentado entre el PP, PSOE, Podemos (izquierda radical) y Ciudadanos (liberales), incapaces de formar coaliciones.
Una repetición de los comicios en junio pasado dejó un escenario muy similar, que se despeja por fin con el gesto socialista.
Consciente de que dirigirá un gobierno en minoría, Rajoy reconoció las «dificultades» que tendrá la nueva legislatura, ante lo que prometió esforzarse para que el Gobierno sea «capaz, estable y duradero» a través del «diálogo y los acuerdos».
«Me gustaría contar con una mayoría parlamentaria más amplia y más comprometida con un programa de gobierno que despejara desde el primer minuto todas las incertidumbres, pero sé que no va ser así», señaló.
«En ningún caso estamos planteándonos desde el Partido Socialista proporcionar estabilidad al gobierno, por tanto no estamos planteando aprobar los presupuestos generales del Estado» del PP, advirtió desde ya Javier Fernández, en referencia a una de las prioridades legislativas.
De su lado, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se congratuló que su formación ayude a lograr el «desbloqueo», al tiempo que destacó que el nuevo gobierno «ya no podrá hacer lo que le dé la gana».
El PSOE, segunda fuerza política aunque sumida en una grave crisis interna que llevó a su secretario general a dimitir hace tres semanas, promete encabezar la oposición, un lugar que le disputa Podemos.
«Podemos tomará la calle, porque es lo que están diciendo (…) y el grupo parlamentario socialista liderará la oposición», garantizó Fernández.
El dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, fustigó a los socialistas que a su juicio tendrá con los conservadores una relación de «garrotazos en el Congreso y pactos estratégicos en la noche».