La obra presentada como legado olímpico evitará que cerca de 65 millones de litros de aguas negras sean lanzadas diariamente a la Bahía de Guanabara, que baña la zona norte de Río de Janeiro y que albergará las competiciones de vela olímpica.
Pese a que Río de Janeiro se comprometió como candidato olímpico a limpiar la Bahía de Guanabara, cuya contaminación asusta a los regatistas olímpicos y es el principal blanco de críticas contra la ciudad que albergará los Juegos de 2016, algunas autoridades admiten que hasta agosto tan sólo garantizarán el tratamiento de cerca del 50 % de las fuentes que la contaminan.
La Nueva Estación de Tratamiento de Aguas de la Zona Oeste recibirá los efluentes de varios barrios cariocas, entre los cuales Deodoro, en donde están ubicadas varias de las instalaciones olímpicas, entre las cuales las pistas de aguas rápidas y de ciclismo a campo traviesa.
Según un comunicado de la alcaldía, con la inauguración de la estación, Río de Janeiro cumple dos de sus principales compromisos ambientales olímpicos: el saneamiento del 100 % de la cuenta del río Marangá y la construcción de un Centro de Tratamiento de Residuos en Seropédica, que fue inaugurado en 2012.
La estación de tratamiento de aguas negras exigió una inversión de 120 millones de reales (unos 420 millones de dólares) y utiliza una tecnología ya usada en plantas similares en Holanda, Portugal y Sudáfrica.