Uno de los barrios más bellos y más antiguos de Quito derrocha color y vida. El arte, la cultura y la historia son parte de la cotidianeidad de este barrio tradicional de la capital. Entre luces y sombras, San Marcos recibe a nacionales y extranjeros en un escenario inigualable de belleza arquitectónica.

[widgetkit id=»3″ name=»San Marcos y los vestigios del pasado»]

El Centro Histórico está lleno de postales de una estética inigualable. Una de ellas es, sin duda, el barrio San Marcos. Sus calles estrechas están llenas de color, cultura e historia.
Según varios estudiosos, San Marcos está ubicado en un ‘Aclla Huasi’, una loma que en la época incaica se utilizaba para ubicar a las mujeres elegidas para esposas de los grandes jerarcas o Vírgenes del Sol.
La Loma Chica, como se la denomina hoy, está en medio de dos quebradas: la Manosalvas e Itchimbía. En su tierra existen vestigios de poblaciones mucho más antiguas que la de los incas. Con el transcurso del tiempo, se han encontrado piezas arqueológicas importantes y hasta restos de un sitio funerario anterior al periodo incaico.
Hoy en día, San Marcos es uno de los lugares insignes del turismo de la capital. Cuenta con seis museos y dos centros culturales que abren sus puertas, sobre todo los fines de semana, para recibir a los ciudadanos que buscan enriquecerse con numerosos actos lúdicos y artísticos.
La plaza de San Marcos es pequeña, pero grande por su especial arquitectura. En ella se encuentra una iglesia del siglo XVII, donde se encuentra la imagen de San José con el niño Jesús, una herencia religiosa y artística considerada una pieza única. En la iglesia destacan su línea neoclásica, un campanario y su tejado de dos aguas original. La vecindad se reúne alrededor de una pileta de piedra, ubicada en el centro del pequeño parque.
Con la recuperación arquitectónica llegó una oportunidad para los moradores del sector, que también encontraron en el turismo su fuente de ingresos. Por ello, en San Marcos se puede encontrar comida nacional e internacional, galerías de arte y pequeños rincones donde se puede degustar la tradicional gastronomía quiteña.