El excapitán del Ejército argentino Marcos Francisco Rodríguez, acusado de la presunta comisión de delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar (1976-1983), se quitó la vida en su domicilio de Rosario (centro), confirmaron hoy a Efe fuentes oficiales.

Rodríguez, de 71 años, vivía con su esposa, quien declaró, según la Fiscalía, que siempre salían a caminar y que esta mañana le dijo «que se sentía mal, que quería quedarse».

Fue así que cuando la mujer volvió al inmueble lo encontró muerto en el baño «con un disparo en la cabeza con un arma corta» de la propiedad del hombre.

Tras recibir la Fiscalía de Homicidios el aviso del suceso, efectivos acudieron al domicilio y constataron el fallecimiento.

«Todos los indicios indican que fue un suicidio. No había nada que indicara una violencia al cuerpo ni forzamiento de la casa», añadieron las mismas fuentes, que señalaron que el excapitán se encontraba solo en el momento de la muerte.

La Fiscalía informó además que, a la par, efectivos de la Policía federal se presentaron en la casa porque contaban con una constatación de domicilio de Rodríguez en Rosario y una orden de detención.

Según la agencia oficial Télam, el martes pasado efectivos de la policía federal allanaron una vivienda ubicada en las afueras de la capital de la provincia de Entre Ríos (centro) en busca del exmilitar, quien estaba acusado de delitos de lesa humanidad durante su paso por el Regimiento de Infantería de Monte de Formosa (norte) en el periodo dictatorial.

El oficial no fue encontrado en la vivienda y se creía que se encontraba fuera del país.

Según Télam, Rodríguez estaba acusado de privación ilegítima de la libertad, tormentos agravados, asociación ilícita y desaparición forzada de personas y, aunque en el año 2006 estuvo unos días detenido en Formosa, luego se le dictó la falta de mérito.

Como integrante de la plana mayor del regimiento de Formosa, Rodríguez estaba encargado de las finanzas de esa unidad militar y, según los testimonios de varios presos políticos, su oficina estaba junto a la sala de torturas.

También se le acusaba de participar en las sesiones de tortura y de desarrollar una colaboración esencial desde su rol de jefe de la Sección Intendencia del regimiento formoseño.