El año 2015 no estuvo exento de desastres naturales y los terremotos fueron los que más víctimas sumaron entre los meses de abril y octubre en los países de Nepal, Chile, Pakistán y Afganistán. Estos eventos movilizaron la ayuda internacional para hacer frente a las crisis humanitarias y empezar los trabajos de reconstrucción.

El primer desastre ocurrió en Nepal donde, según datos oficiales, un terremoto de 7.8 y una réplica de 7.3 dejaron más de 8.600 muertos y 16 800 heridos.

Este evento obligó a la ONU a pedir ayuda a la comunidad internacional para evitar que se produzca un vacío después de las labores de rescate y hasta que pueda empezar la reconstrucción. El coordinador humanitario de la ONU en este país, Jamie McGoldrick, insistió en la necesidad de disponer de «buenos fondos para la recuperación y la reconstrucción, para el futuro desarrollo de Nepal».

De acuerdo con los cálculos de la Comisión de Planificación Nacional de Nepal, el terremoto del 25 de abril y sus numerosas replicas causaron daños por valor de 7.000 millones de dólares y el país necesitaba al menos 6.700 millones de dólares para su reconstrucción durante los próximos años.

Sin embargo, dentro de la crisis, los rescates impensados y milagrosos buscaban restablecer la fe de los nepalíes. Es así que un bebé de apenas 4 meses fue rescatado con vida, tras permanecer varias horas en  un edificio en ruinas en la ciudad de Bhaktapur, después del  fuerte terremoto.

Autoridades y organismos de socorro calificaron al suceso como un “milagro”. Sonit Awal  es el nombre del pequeño que  sobrevivió al devastador terremoto y que, según medios locales, un militar nepalí del grupo de rescate escuchó llorar al bebé mientras realizaba una búsqueda de víctimas entre los escombros de los edificios. Inicialmente se pensó que allí no había ninguna persona, pero luego regresaron y consiguieron sacar con vida al pequeño.

En septiembre, un terremoto de magnitud 8,4 sacudió varias regiones de Chile y generó en las primeras horas unas 550 réplicas, que continuarán al menos por un año, afirmó el director del Centro Sismológico de Chile, Sergio Barrientos.

De esas réplicas, un par superaron la magnitud 7 y una veintena la magnitud 6, que para el experto supusieron también una fuente de aprendizaje y conocimiento.

El terremoto y posterior tsunami del 16 de septiembre, que afectó principalmente a la región de Coquimbo en el norte de Chile, obligó a evacuar a cerca de un millón de personas desde el borde costero a lo largo de Chile, con un balance de 13 fallecidos, 9.065 damnificados y más de 5.000 viviendas destruidas o con daños.

Días después del evento, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció un plan de reconstrucción por unos 369 millones de dólares para la zona extrema del norte del país, y ese plan contemplaba un total de 69 iniciativas.

Los recursos serán invertidos desde ese momento y hasta el 2018 en seis ejes: vivienda, espacios públicos, educación, fortalecimiento de la agricultura y recursos hídricos, la integración territorial y la conectividad vial, la actividad económica y el apoyo a la gestión de los gobiernos locales.

Después de este evento, y un mes después, al menos 154 personas murieron y más de un millar resultaron heridas en el noroeste de Pakistán a causa de un terremoto de 7,5 grados en la escala de Richter registrado en el noreste afgano, y que se ha sentido en toda la región.

La provincia de Khyber Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán, fue la zona más golpeada en territorio paquistaní con 123 muertos y 956 heridos, dijo el director general de la oficina de relaciones públicas del Ejército, Asim Bajwal.

En las áreas tribales de administración federal (FATA), también en la frontera con el territorio afgano, fallecieron 21 personas y medio centenar resultaron heridas, indicó el portavoz de la Autoridad de Gestión de Desastres, Adil Zahoor.

Se contabilizaron, además, el derrumbe de al menos un centenar de casas en el área tribal de Kurram y otras doscientas en Khyber Pakhtunkhwa.