Después de realizar cualquier actividad, varias personas guardan la costumbre de tomar pequeñas siestas revitalizadoras, también conocidas como power naps, para retomar energía.
Un equipo de investigadores de la Universidad de la República de Uruguay, y del University College en Londres, realizaron un estudio en el que se reveló que tomar pequeñas siestas a lo largo del día, ayuda a mantener la salud del cerebro a medida que uno envejece.
En el estudio, a través de una técnica denominada aleatorización mendeliana, se analizaron muestras de ADN y escáneres cerebrales de cerca de 36 mil personas, de entre 40 y 69 años.
Este tipo de prácticas se asoció con la capacidad de tener un mayor volumen cerebral, retrasando el encogimiento del cerebro que ocurre, de manera irreversible, con el pasar de los años.
Los principales resultados, publicados en la revista académica Sleep Health, mostraron una reducción de envejecimiento, de entre 2 a 6 años, entre los que adquirieron el hábito de tomar una siesta no mayor a 20 minutos.
El equipo investigador recalcó que mantener un mayor volumen cerebral, se asocia a un menor riesgo de padecer enfermedades como la demencia, que tienen a acentuarse y acelerarse en personas con problemas cognitivos o enfermedades neurodegenerativas.
Sin embargo, tomar siestas en exceso podría aumentar las posibilidades de desarrollar Alzheimer, hipertensión arterial o un ataque cerebral, sobre todo en personas de la tercera edad.
Escucha el reportaje: