En un estudio conjunto publicado hoy, las agencias policiales destacan que la entrada a Europa del 90 % de inmigrantes y refugiados el pasado año estuvo «predominantemente facilitada» por componentes de una red de delincuentes.
Las grandes rutas de entrada clandestina en la Unión Europea (UE) fluctúan en función de factores como el control de las fronteras, se indica en un comunicado divulgado por Interpol.
El tráfico de personas es «un negocio multinacional» en el que están implicados sospechosos de más de un centenar de países y en que los sus organizadores se mueven mediante redes que se caracterizan por su flexibilidad interna.
En esas redes se han identificado líderes que coordinan el tráfico a través de una determinada ruta, así como organizadores que gestionan la actividad localmente a través de contactos personales y «facilitadores» de bajo nivel.
Según Europol e Interpol, sus integrantes suelen estar relacionados con otras actividades criminales.
Y aunque no se puede hablar de un vínculo sistemático entre el tráfico de inmigrantes y el terrorismo, «hay un riesgo creciente» de que los llamados «combatientes extranjeros» (yihadistas que han ido a luchar a escenarios de conflicto como Siria o Irak) se introduzcan en Europa entre los flujos de inmigrantes.
Las dos organizaciones avisaron igualmente del riesgo de explotación laboral y sexual a las que están sometidos los inmigrantes para pagar el dinero que les exigen los traficantes.
El director de Europol, Rob Wainwright, comentó que este estudio conjunto pone en evidencia «el enorme papel que tienen las redes de delincuencia organizada en la crisis de inmigración» y que la UE y sus países miembros deben luchar contra ellas de la forma más contundente.
Para el secretario general de Interpol, Jürgen Stock, la crisis migratoria no puede ser abordada por la policía o por los responsables políticos por separado.
Stock destacó que, en ese contexto, este análisis debe servir para una serie de acciones conjuntas en Europa y en todo el mundo.