El objetivo del sospechoso, revela el mismo medio, era acabar con la vida de los militares presentes esa noche en la célebre Grand-Place de la capital belga, y a continuación llevar a cabo un ataque en una céntrica comisaría próxima a ese lugar, con el objetivo de matar al máximo de policías posible.
En la misiva, Karay reivindica supuestamente los atentados, y expresa su deseo de que sus restos mortales sean repatriados a Marruecos, donde está enterrado su padre.
La familia del sospechoso asegura, por su parte, que la carta no tiene nada que ver con un proyecto de atentado, sino que Mohamed la escribió a la muerte de su padre, y que la familia estaba al corriente de su existencia, informó la agencia Belga.
Argumentan que el sospechoso, aficionado a practicar acrobacias en moto, dirigió esa carta a su familia ante la posibilidad de que un accidente fatal que terminara con su vida.
Karay, junto al otro sospechoso, Saïd Souati, de 30 años, ambos detenidos el pasado 27 de diciembre por planificar supuestamente los atentados frustrados, eran miembros del club bruselense de motos «Kamikaze Riders», próximo al grupo islamista radical Sharia4Belgium.
Según la Fiscalía federal, hay pruebas de que los dos hombres planeaban llevar a cabo durante las celebraciones de fin de año ataques similares a los cometidos en París el pasado 13 de noviembre.
Los abogados de ambos sospechosos indicaron hace unos días que sus clientes niegan todo proyecto de atentado terrorista.