Patricio Torres, periodista y testigo del aluvión de 1975 en La Gasca, lamentó que Quito viva en un abandono durante los últimos 14 años. Aseguró que la responsabilidad de la nueva tragedia recae sobre la falta de gestión de las autoridades.

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Patricio Torres, periodista y testigo del aluvión de 1975 en La Gasca, aseguró que se siente dolido e indignado por la tragedia que enluta nuevamente a la ciudad.

Torres señaló que ese 25 de febrero de 1975, la quebrada de Pambachupa, que había sido rellenada de agua, troncos y greda, «explotó». Recordó que 100 mil metros cúbicos de greda descendieron por la Av. La Gasca. «Nos quedamos sin nada», apuntó.

«Mis hijos eran pequeños todavía; mi hijo Diego me contó que cuando él estaba haciendo los deberes, sintió un estallido y todo se oscureció», recordó Torres. «Despertó a sus hermanos pequeños de su siesta, y se asomó a la ventana. Un militar y el maestro pintor de mi casa lo vieron y, arriesgando sus vidas, entraron y salvaron la vida de mis hijos», añadió.

Torres indicó que por cuestiones laborales, se encontraba lejos del lugar, por lo que no pudo estar cerca de su familia al momento del aluvión, pero al enterarse del suceso fue inmediatamente para verificar la condición de sus familiares.

Lamentó que «el panorama no ha cambiado» en la actualidad, excepto «el número de muertos y el nombre del Alcalde».

Torres asegura que la capital ecuatoriana ha tenido vivido en un abandono durante los últimos 14 años. El rechazo hacia la indolencia de las autoridades, según su criterio, se evidenció en la visita del Alcalde al Punto de Mando Unificado de la Universidad Central, donde “lo mandaron sacando”.

Asimismo, criticó que se hayan dispuesto 36 hectáreas de bosque para la construcción del cenizario Urkupamba “para 4 hornos crematorios”. Consideró necesaria una restructuración de las políticas públicas para que la ciudad pueda vivir con tranquilidad.

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