El domingo al amanecer, los felinos llegaron en dos camiones al santuario de Emoya, 5.000 hectáreas de sabana cerradas al público.
«Estoy muy agradecida de tenerlos por fin aquí, es un sueño hecho realidad», declaró Savannah Heuser, de 19 años, que dirige la reserva junto a su madre.
«Han hecho un viaje largo, pero están sorprendentemente tranquilos. Algunos estaban agitados durante el trayecto y varios tienen heridas leves, pero nada grave», precisó.
Se trata de la mayor operación de transporte de felinos en cautividad de la historia, según la ONG Animal Defenders International (ADI), promotora de la iniciativa.
El coste de la operación, bautizada «Espíritu de Libertad», se eleva a 10.000 dólares por león, el mismo precio que un pasaje en primera clase para un vuelo transatlántico, subrayó la asociación.
‘Un verdadero infierno’
«Han vivido un verdadero infierno. Habían sido golpeados, estaban hambrientos… Les habían quitado todo lo que hace que merezca la pena vivir para un león», declaró el sábado Jan Creamer, presidenta de ADI. «Nosotros les traemos de vuelta al paraíso, al que pertenecen», aseguró.
ADI colgó una fotografía en su página de la red social internauta Facebook de uno de los leones poco después de llegar a Emboya.
«Iron disfrutando de lo que claramente es un satisfactorio masaje contra un árbol, el primero de su vida», indica el pie de foto.
El recinto en el que se encuentran los felinos es un paraje natural con árboles, rocas, balas de heno y abrevaderos.
«En los próximos meses, su hábitat se extenderá progresivamente a medida que se acostumbren a su nueva vida y socialicen los unos con los otros», añadió Creamer.
De los 33 felinos, 24 estaban en circos de Perú y Colombia. Ambos países adoptaron leyes en 2011 y 2013, respectivamente, que prohíben el uso de animales salvajes en espectáculos circenses.
Mientras en Colombia el circo de Bucaramanga (noreste) entregó voluntariamente a los animales, en Perú la ONG debió intervenir en varios circos escoltada por las fuerzas del orden para hacer aplicar la ley y rescatar a los felinos.
Muchos leones tenían los dientes rotos y otros problemas de salud que hacen imposible su supervivencia en la naturaleza: uno está casi ciego, otro ha perdido un ojo y a la mayoría de ellos les habían quitado las garras.
«Los animales estarán en su hábitat natural por primera vez en sus vidas», afirmó Creamer. «Se habituarán bien. Es el mejor ambiente para ellos».
El santuario de Emoya ya es el hogar de otros seis leones y dos tigres rescatados.