Sicarios y marinos se enfrentaron a balazos la pasada madrugada en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en el norte de México, con un saldo de al menos cinco muertos, entre ellos dos niñas de tres y cinco años.
Las menores viajaban con sus padres en una camioneta por la carretera que comunica el aeropuerto con la ciudad de Piedras Negras, en Coahuila. La camioneta quedó en medio de la balacera y el plomo alcanzó a las dos niñas y a su madre. Las tres murieron. Las niñas se llamaban Shelsea Abril Rojas y Kenia Azul Rojas, de cinco y tres años. Otra menor, esta de 12 años, prima de las anteriores, resultó herida, igual que el padre.
En un comunicado divulgado esta tarde, la Armada ha dado su versión de los eventos de la madrugada. Ni una palabra de las niñas, de daños colaterales. Nada. El texto dice que sicarios les emboscaron hasta en tres ocasiones, en diferentes puntos de la ciudad. En la primera, tres marinos resultaron heridos y un presunto atacante acabó muerto.
En la segunda, marinos que salían de su base a apoyar a sus compañeros sufrieron de nuevo un ataque. Seis efectivos resultaron heridos y otro, un capitán, acabó muerto. En la tercera, sicarios atacaron de nuevo a otro convoy de marinos que acudía en auxilio de los demás. Cuatro elementos de la Armada resultaron heridos y tres presuntos delincuentes murieron. El texto añade que en este tercer ataque, un helicóptero de la Secretaría de Marina apoyó desde el aire a sus compañeros.
Aunque de momento no hay comunicado oficial, fuentes de la fiscalía mexicana han confirmado la muerte de las tres: «En la última agresión, en medio del fuego cruzado circuló un vehículo con dos adultos, un hombre y una mujer, así como dos menores de edad, sólo sobreviviendo la persona de sexo masculino, quien resultó herido y fue trasladado para su atención médica por personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Tamaulipas.»
La madre de la prima de las niñas fallecidas ha denunciado que el helicóptero de la Marina disparó sobre la camioneta en que iban sus familiares: «Comenzó el helicóptero a aventar granadas. La primera no les hizo nada, pero siguieron aventándoles desde arriba y empezaron a balacearlos». Según su versión, desde el helicóptero les habrían confundido con sicarios.
Detenido el carro, los marinos se han acercado, se han dado cuenta de que se trataba de una familia y uno habría ordenado a los demás que les «mandaran una ambulancia». De momento no han trascendido testimonios de otros testigos que corroboren lo anterior.
Fuentes de la fiscalia han informado sin embargo de que las tres han muerto por disparos de bala calibre .223, que no usan ni las Fuerzas Armadas ni las policías.
La mujer supo enseguida de lo ocurrido porque su hija le llamó por teléfono a los pocos minutos. «Me llamó cuando sucedió todo, aproximadamente a la una de la mañana. Yo llegué de volada -muy rápido- y la niña me gritaba ‘ayúdame mamita, me estoy desangrando, no me quiero morir. Mi tía se está muriendo». Antes de que llegara al lugar, una de sus primas, Kenia, de tres años, murió, igual que su tía.
No es la primera vez que la Armada se ve envuelta en situaciones controvertidas. El 21 de febrero, un juez dejó en libertad a una importante figura del narcotráfico local, detenido días antes por marinos. El juez consideró que la versión de la detención que dio la Armada era falsa y no tuvo más opción que excarcelar al narco.