Ante la indignación de la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad de la ONU volvió a fracasar el martes en dar una respuesta a los presuntos ataques químicos en Siria, luego que Washington y Moscú se opusieran mutuamente a sus respectivas mociones para realizar una investigación internacional.
Trump -que canceló una visita a Latinoamérica el fin de semana para «supervisar la respuesta estadounidense a Siria»- ha dejado claro que pretende que el régimen de Bashar al Asad, y posiblemente sus aliados Moscú y Teherán, paguen un alto costo por el último supuesto ataque con gases tóxicos.
Según socorristas, el sábado murieron más de 40 personas en el enclave rebelde de Duma, cerca de Damasco, debido a un ataque químico, que dejó a las víctimas luchando por respirar y escupiendo espuma.
A su vez, Rusia ha advertido de «consecuencias graves» en caso de una acción militar de las potencias occidentales.
Estados Unidos, Reino Unido y Francia han afirmado que el ataque tiene todas las señas de haber sido ordenado por el régimen de Damasco, el que ha sido previamente acusado de otros ataques con gases tóxicos por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).