La Confederación General del Trabajo (CGT, peronista), con la adhesión de las dos vertientes en que está dividida la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA, centroizquierda), realizó este lunes su tercer paro general contra el gobierno de Mauricio Macri y también por sus políticas de ajuste impulsadas tras su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero el paro también apuntó contra el aumento de tarifas, por la reapertura de negociaciones salariales y un nuevo pedido por el cese de despidos.
Sin ómnibus, metro, trenes y vuelos, y el cierre de escuelas, bancos, gasolineras y la administración pública, la medida de fuerza tuvo una elevada adhesión en medio de cortes y “piquetes” en los principales puntos de acceso a las grandes ciudades por parte de partidos de izquierda.
El comercio tuvo una adhesión dispar, pero en general la huelga fue efectiva en las áreas urbanas con imágenes que mostraban las amplias avenidas de la capital argentina con escaso movimiento de automóviles particulares. El mismo panorama se observaba en las ciudades de Rosario, Córdoba, Mendoza y Mar del Plata. Juan Carlos Schmid, miembro del triunvirato que comanda la CGT, dijo que el paro tuvo un “alto nivel de acatamiento” en el país. “No nos vamos a resignar que el ajuste pase a nuestras espaldas.
El gobierno tiene que corregir el plan económico. Hay que cambiar la orientación del modelo económico que lleva al desastre al pueblo argentino”, sostuvo. Otro miembro del triunvirato cegetista, Héctor Daer, fue contundente: “Queremos que cambien el modelo económico”.