La operación de evacuación de 12 niños y su entrenador de fútbol, atrapados en una cueva inundada de Tailandia desde hace 15 días comenzó el domingo 8 de julio con el rescate de 4 de ellos, mientras que los otros seguirán en un gota a gota angustiante para las familias.
Cuatro de ellos salieron de la gruta y otros 2 arribaron a la llamada «caverna 3», donde los equipos de socorro instalaron un campamento provisional y en el que se encuentran fuera de peligro.
La evacuación se realizó por helicópteros y ambulancias. Las autoridades tailandesas señalaron que los menores rescatados han sido ingresados en el hospital de Chiang Rai.
Narongsak Ossottanakorn, portavoz oficial de los efectivos de rescate, no quiso precisar el estado de salud de los rescatados ni sus nombres o edad.
Los equipos de salvamento interrumpieron por ahora las labores de rescate.
Ossottanakorn señaló que necesitan reponer las bombonas de aire comprimido colocadas a lo largo de la travesía y evaluar la nueva fase del operativo, y que el rescate se reanudará este lunes 9 de julio.
Los menores «saldrán uno por uno, eso durará dos o tres días», había precisado previamente Chalongchai Chaiyakorn, uno de los responsables de la célula de crisis. En la operación participan «trece especialistas de nivel mundial llegados de países con experiencia» en espeleología, agregó Ossottanakorn.
De momento, un buzo experimentado necesita 11 horas para un trayecto de ida y vuelta hasta los niños, 6 de ida y 5 de vuelta, gracias a la corriente.
El recorrido hasta la zona en la que están bloqueados es de varios kilómetros y tiene algunos tramos angostos y otros que se tienen que realizar bajo el agua. La muerte de un exbuzo de la marina tailandesa el viernes 6 de julio durante una operación de abastecimiento ilustró el nivel de riesgo del trayecto.
Además, una buena parte de los niños, de entre 11 y 16 años, no saben nadar y ninguno ha practicado submarinismo.
La célula de crisis considera que las condiciones actuales para una evacuación son «perfectas», especialmente en lo relativo al nivel del agua en la cueva. Los socorristas mandaron evacuar el domingo por la mañana el área de la cueva para despejar el lugar y «ayudar a las víctimas».
Ante la llegada masiva de periodistas desde hace días, las autoridades instalaron barreras metálicas para mantenerlos a distancia y permitir que los rescatistas trabajen sin cámaras a su alrededor.
Los niños se vieron sorprendidos por una subida del nivel del agua el 23 de junio en esta cueva del norte de Tailandia, en la frontera con Birmania y Laos.
Los servicios de socorro estudiaban desde hacía días la conveniencia o no de llevar a cabo una evacuación peligrosa, pues las lluvias del monzón que se espera que caigan próximamente podrían arruinar los esfuerzos continuos de los últimos días para bombear agua de la cueva.
Fuente: El Telégrafo