El mandatario anunció el viernes una devaluación del 96 por ciento, un aumento significativo del salario mínimo -60 veces por encima del actual-, una reforma tributaria que incluye un impuesto al lujo y a las transacciones financieras, así como la revisión del precio de la gasolina, como parte de un plan de “recuperación económica”.
“El nuevo salario comenzará a cubrir a partir del 1 de septiembre, atención todos, trabajadores, pueblo, empresarios, 1 de septiembre. Aquellos que están pensando en una locura de remarcación de precios, a lo loco, cuidado, cuidado”, dijo Maduro la noche del domingo en una transmisión por Facebook Live.
Cada trabajador pasará a ganar 1.800 bolívares soberanos, el equivalente de 180 millones de bolívares actuales, lo que supone una enorme carga para las empresas, que luchan por mantenerse a flote en medio de estrictos controles de precios y cambio.
El mayor gremio empresarial del país, Fedecámaras, dijo que el lunes fijará su posición en relación a los anuncios después de una de una reunión de emergencia de su directorio.
Críticos y analistas afirman que las medidas anunciadas por Maduro no aliviarán la hiperinflación que azota a la nación petrolera, que según estimaciones del Fondo Monetario Internacional podría llegar a 1 millón por ciento para finales de año.