Según informó el equipo de campaña de Lula, que purga desde abril una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero, los activistas abandonaron la protesta que realizaron durante 26 días en Brasilia “con el sentimiento de deber cumplido”.
Sin embargo, los huelguistas, que durante este período se concentraron en el Centro Cultural de Brasilia (CCB) , gestionado por jesuitas, y protagonizaron plantones frente a la sede del Supremo Tribunal Federal, no consiguieron su propósito.
Lula, favorito con cerca de un 40% de intenciones de voto, tiene su candidatura registrada en el Tribunal Superior Electoral (TSE), pero con toda probabilidad será invalidada: la Ley de Ficha Limpia determina que ningún condenado en segunda instancia pueda presentarse a una elección.
Lula tiene otros cinco procesos abiertos ante la justicia. La huelga de hambre se enmarcó en las manifestaciones a favor del exmandatario convocadas recientemente en varias ciudades de Brasil, entre ellas el masivo acto que el pasado 15 de agosto reunió a más de 10 000 personas frente a las puertas del TSE para apoyar el registro de su candidatura.
El pasado 13 de agosto, los huelguistas recibieron al activista argentino y premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que luego visitó a Lula en la cárcel de Curitiba (sur) .