Michael tocó tierra en la tarde de este miércoles como un huracán de categoría cuatro, cerca de Mexico Beach, Florida. Sin embargo, horas después se debilitó a categoría 3 y para la madrugada del jueves dejó de ser huracán, llegando a la categoría de tormenta tropical con vientos de 112 km/h.
A pesar de su debilitamiento desde que tocó tierra, las autoridades advierten que la tormenta podría seguir afectando a Georgia hasta el jueves por la noche, provocando «daños sin precedentes por el viento», así como lluvias y posibles tornados breves.
Como el ciclón más fuerte en golpear Estados Unidos desde el huracán Andrew en 1992, Michael arrasó con casas, devastó los puertos y dejó torres de escombros donde antes había centros comerciales.
Ahora, con vientos menos feroces, se mueve a través del sudoeste de Georgia a unos 27,3 kilómetros por hora hacia Albany. Mientras, las inundaciones continúan a lo largo de la costa del Golfo, donde los árboles caídos y la falta de servicios públicos dificultan aún más los precarios esfuerzos de rescate.
Los peligros de marejada ciclónica, inundaciones y posibles tornados aún continúan, según el Centro Nacional de Huracanes.
Cuando el peligroso ojo del huracán Michael –que también es el más fuerte en llegar al noroeste de Florida desde que se tienen registros– cruzó cerca de Mexico Beach este miércoles, sus vientos y marejadas causaron estragos en la costa.
Las advertencias de tornado ya cubren gran parte del norte de Florida y de Georgia. El Centro de Predicción de Tormentas emitió las advertencias hasta las 2 a.m., hora del este, de este jueves.