Aunque recibió una condena de dos años y cuatro meses de prisión, fue liberado por carecer de antecedentes y en su lugar deberá cumplir 180 días de trabajo comunitario y un curso de convivencia.
Tampoco podrá acercarse al estadio Monumental, la sede de River donde debía disputarse el partido de vuelta de la final de la Libertadores, por dos años y cuatro meses.
“Aceptó su responsabilidad. La fiscalía pudo comprobar que no es parte de la ‘barrabrava’ de River y que no tiene antecedentes”, dijo al canal C5N su abogado Ricardo Vallejos. El letrado explicó que su defendido “mostró arrepentimiento y la magistrada tuvo en cuenta que es una buena persona, con trabajo estable y familia”.
Matías Firpo, de 31 años, admitió haber arrojado una botella que estalló uno de los cristales del autobús a pocas cuadras del Monumental cuando el vehículo recibió una luvia de proyectiles de parte de hinchas violentos de River Plate.
La agresión, que causó lesiones a varios futbolistas de Boca, terminó con el partido suspendido en un escándalo que zanjó la Conmebol al mudar la final a Madrid. El partido quedó pautado para el domingo próximo en el estadio Santiago Bernabéu del Real Madrid, pese a las quejas de River, de Boca y de los hinchas.
Vallejos explicó que en las audiencias “se comprobó que el ataque fue accidental, no estaba preparado. Él no estaba parado esperando (al autobús) iba caminando con tres amigos con los que va siempre a la cancha” cuando sucedieron los hechos. “Dijo que vio que tiraban (proyectiles) y él se enganchó (se sumó)”, aseguró el abogado.
El acusado había sido arrestado tras ser identificado por los videos del ataque que se publicaron en redes sociales o que quedaron registrados en cámaras de seguridad de la alcaldía. Había cambiado su aspecto al cortarse el cabello y afeitarse la barba y se estaba mudando en el momento en que fue arrestado.
Fuente: El Comercio – Nota original: LINK