El dato enunciado por la ministra del Interior, María Paula Romo, evidencia la complicada situación fronteriza entre Ecuador y Colombia marcada por la operación del crimen transaccional organizado.
A lo largo de los más de 500 kilómetros de frontera, en una franja compartida entre ambos países, se dieron 365 homicidios por cada cien mil habitantes durante el 2018, un 42% más que los 257 crímenes por cada cien mil habitantes del 2017, mencionó Romo en el Foro Internacional Problemática de la Frontera Colombo Ecuatoriana realizado esta mañana en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.
Frente a esta realidad, Romo indicó que en 2018 se aprobó el Plan Integral de Desarrollo Fronterizo que señala una serie de estrategias a largo plazo, pero tiene unas metas por cumplir en los próximos dos años. «Sembrar las fronteras vivas (de la presencia estatal) no es algo que se puede hacer en un periodo de gobierno», argumentó.
El plan busca aumentar la presencia del Estado en la frontera con Colombia y parte con la presencia de 193 unidades de policía fijos y 209 móviles en los que están asignados 4.715 policías.
La proyección es una inversión de alrededor de 520 millones de dólares de aquí hasta el final del actual período de gobierno, afirmó Romo.
Ecuador registró 962 muertes violentas en el 2018, 3 menos que en el 2017
Al problema transaccional del narcotráfico se suma la ola migratoria de venezolanos.
Francisco Barbosa, Consejero Presidencial para los Derechos Humanos y Asuntos Internacionales, recalcó la importancia de tener identificada esta migración. En 2015 pasaban cuatro mil personas por año por el puente de Rumichaca en la frontera entre Ecuador y Colombia, dijo Barbosa. «Hoy pasan cuatro mil al día«, aseguró.
El Gobierno de Colombia calcula que entre 50 mil y 60 mil venezolanos ingresan a ese país por día, se proveen de productos o trabajan y retornan a su país. Además, ocho mil venezolanos al día llegan a Colombia y se quedan en el país vecino del norte. Los otros cuatro mil avanzan hacia Ecuador, según Barbosa.
Es lo que se conoce como una ola migratoria motivada por el hambre se dijo en el foro organizado por el Centro de Gestión de Conflictos y Cultura de Paz.
Nelsa Curbelo, directora de ese centro, afirmó que las fronteras no son puntos y rayas. «Las fronteras son personas y pueblos que viven y conviven que se nutren y alimentan unos de otros… He estado en Esmeraldas conocí a Wacho (Walter Patricio Arizala alias Guacho, líder del grupo Oliver Sinisterra y que fue dado de baja por fuerzas militares colombianas en diciembre del año pasado) de pequeño y todos después querían ser como Wacho porque hizo una casa de dos pisos de una manzana a su madre, Wacho era un triunfador, allí no tenían ejemplos de otras maneras de vivir, las fronteras son vivas y hay que ocuparlas», indicó.
Fuente: El Universo – Nota original: LINK