«Vasijas silbadoras, esculturas eróticas, apoyanucas, pipas, cinceles, botellones, textiles y artesanías en oro y hueso» son algunos de los «materiales de valor histórico y científico, secuestrados entre 2000 y 2007 por la Policía Aeronáutica» y conservados en «correcto estado» por organismos ministeriales, se informó en un comunicado de prensa.
«Ofrecer algo querido a otra persona es una de las satisfacciones que distingue la calidad humana. Que el pueblo de una nación restituya a un país hermano estos objetos para que se aprecien en su antiquísimo contexto de origen es inédito y profundamente conmovedor», sostuvo el secretario de Patrimonio Cultural, Américo Castilla, responsable de la iniciativa.
Algunas de las piezas restituidas datan de la cultura valdivia (3500-1800 años a. C.) de la costa sur ecuatoriana, donde se realizó la primera cerámica americana, obras milenarias, remarcó el texto del ministerio de Cultura.
Otros bienes «pertenecen a las culturas tuncahuan, chorrera (900-300 a.C.) y bahía (500 a. C.-650 años d. C.), los cuales incluyen objetos pintados en una singular técnica de negativo», añadieron los voceros.
«En los próximos días se devolverán a Perú 4.150 objetos recuperados, entre los que se cuentan representaciones de las culturas peruanas Chavin, Cupisnique, Moche, Wari, Chimú, Zazca, Chancay e Inca», detallaron.
El proceso de devolución comenzó en el año 2.000, cuando el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl) -órgano de aplicación de la Ley Nacional 25.743 que protege el patrimonio arqueológico y paleontológico- brindó un curso de capacitación a la entonces Policía Aeronáutica Nacional.
El objetivo era detectar casos de tráfico ilegal de bienes culturales, cuarto delito en el ranking internacional de comercio ilícito.
«Gracias a la capacitación, agentes del Aeropuerto Internacional de Ezeiza pudieron detectar piezas precolombinas originales que un turista extranjero había comprado en la calle Florida como souvenir», explicó Diana Rolandi, directora del INAPL.
A partir de entonces, se iniciaron investigaciones y allanamientos a locales comerciales donde se secuestraron piezas a la venta en procedimientos que contaron con la colaboración del Inapl, el Conicet, las universidades de Buenos Aires (UBA) y La Plata (UNLP), y el Museo Etnográfico.
Durante los operativos, además de material arqueológico, se hallaron restos paleobotánicos y paleontológicos originarios de América, Europa y Asia.
En 2001, se designó al Inapl como depósito judicial de los bienes; entre 2003 y 2005 se realizaron los peritajes; dos años después un nuevo allanamiento secuestró más materiales; y tras reiteradas solicitudes en 2014 la Justicia permitió al Inapl comenzar a decomisar lo incautado, registrarlo, expedir certificados de exportación y restituir las piezas a los países de origen.
Estas acciones estuvieron a cargo de la Dirección del Instituto y el personal del Registro Nacional de Yacimientos, Colecciones y Objetos Arqueológicos (Renycoa), en las cuales intervinieron agentes verificadores de aduana, profesionales y técnicos de los países destinatarios de los tesoros, empresas de embalaje y transporte, y una consigna de la Policía Federal, División Interpol.
Tras la sanción de la Ley 25.743, en 2003, el país concretó devoluciones menores a Colombia, Perú y Ecuador, fruto de la concientización promovida por el Estado nacional sobre la importancia del patrimonio.