La identificación de un nuevo sospechoso en la desaparición de la niña británica Madeleine McCann en Portugal vuelve a dar esperanzas en un misterio supermediático sin resolver desde hace 13 años, pero tras sufrir muchas decepciones sus padres se muestran prudentes.

desaparición de Maddie
Créditos: AFP

La pequeña de casi cuatro años, conocida como Maddie, cuya sonriente fotografía llenó durante meses las páginas de la prensa europea, desapareció mientras ella y sus hermanos menores dormían sin vigilancia en un apartamento de la turística zona del Algarve portugués en mayo de 2007. Sus padres cenaban cerca de allí con unos amigos.

El caso, que conmocionó al Reino Unido y a medio planeta, se vio reavivado cuando la policía alemana anunció que investiga a un nuevo sospechoso: un delincuente sexual de 43 años que ya ha sido condenado por abuso de menores.

«Asumimos que la niña está muerta», dijo el jueves Christian Wolters, portavoz de la fiscalía de Braunschweig, en el norte de Alemania.

Se llegó hasta este pederasta reincidente, que la prensa británica identificó como «Christian B», gracias a la «estrecha cooperación» entre las policías alemana, británica y portuguesa a raíz de una información recibida por Scotland Yard diez años después de la desaparición.

El hombre vivió y trabajó entre 1996 y 2007 en el sur de Portugal, donde habría cometido varios delitos, robos en hoteles y apartamentos y la violación de una anciana estadounidense hace 15 años.

La policía alemana pidió la colaboración de testigos, con la esperanza de resolver la desaparición que mantuvo a Europa en vilo en el verano de 2007.

Aquel año, con la ayuda de celebridades como el futbolista inglés David Beckham y el portugués Cristiano Ronaldo, los padres de la niña -Gerry y Kate McCann- lanzaron una muy mediática campaña de petición de ayuda internacional.

Católicos creyentes, los McCann, ambos médicos de profesión, incluso se entrevistaron con el entonces papa Benedicto XVI, que bendijo una foto de Madeleine.

Recaudado cuantiosos fondos, ofrecieron millonarias recompensas a cambio de información, contrataron a detectives privados y dieron incontables ruedas de prensa antes de ver el caso girarse en su contra.

En 2009, unos detectives privados afirmaron que buscaban a una mujer «un poco parecida a Victoria Beckham», con acento australiano, que habló con un hombre británico fuera de un bar en Barcelona tres días después de la desaparición de la pequeña en Portugal. Una extraña línea de investigación que también cayó en saco roto.

La policía británica inició asimismo su propia investigación en 2013.

Cientos de personas han sido interrogadas a lo largo de los años, tanto por la policía portuguesa como por Scotland Yard.

Ahora, la fiscalía de la localidad de Faro, en el sur de Portugal, aseguró el miércoles que «la investigación continúa, concretamente interrogando a testigos».

 

Nota Original: AFP – LINK