En la zona 8 de Salud, que agrupa las poblaciones de Guayaquil, Durán y Samborondón, se ha registrado un incremento de casos en relación al año anterior. De enero a mayo de este año se contabilizan 2413 personas con la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, versus los 352 casos detectados en todo el 2019 en la misma jurisdicción.
Luis Rodríguez, epidemiólogo de la Coordinación Zonal 8 de Salud, explica que en marzo se registró el pico de transmisiones del virus, mes en que Guayaquil estuvo sumida en cuarentena por el nuevo coronavirus COVID-19. La urbe porteña ha registrado 1983 casos de dengue de enero a mayo.
«Por factores de la pandemia se limita entrar en los domicilios para fumigar por protección del personal de salud por la transmisión de COVID-19. Y no solo para proteger al personal de salud, porque algún personal de salud también podría estar infectado y si llega a una casa podría ser también un factor infectante», indica el funcionario. A nivel nacional, el número de contagiados confirmados de COVID-19 asciende a 49 731 y el número de fallecidos confirmados por esa enfermedad sube a 4156.
Rodríguez explica también que el dengue es una enfermedad que tiene efectos cíclicos en la sociedad, es decir, que en años determinados puede causar más afectaciones que en otros, debido a que la población infectada queda inmune a algún tipo de la enfermedad por cierto tiempo.
«Hay cuatro serotipos del virus, Den 1, Den 2, Den 3 y Den 4; y dentro de estos virus hay lo que se denomina genotipo, hay 16 genotipos de estos virus. Estos virus dejan inmunidad homóloga para el serotipo del que uno se infecta. Por ejemplo, si a mí me da el Den tipo 1, me deja inmunidad permanente para el dengue tipo 1 y me deja una inmunidad transitoria para el Den 2, Den 3 y Den 4, por tres meses», detalla el epidemiólogo y añade que los casos también aumentan por otros factores relacionados con el crecimiento poblacional, los procesos migratorios y el clima.
No obstante, las campañas de concienciación y fumigaciones peridomicialiarias e intradomiciliarias combaten solo una parte del problema, advierte Rodríguez, ya que el ciudadano debe eliminar cualquier reservorio de agua estancada, por más pequeño que sea, donde se puedan reproducir los mosquitos; y tapar correctamente tanques y cisternas.
En un ejercicio para detectar estas fuentes de reproducción del Aedes aegypti, Melissa, una ama de casa de una ciudadela de la vía a Daule, identifica seis recipientes que contienen, al menos dos centímetros de agua de la lluvia que cayó el martes pasado. No hay larvas, pero sí mosquitos adultos rondando esas botellas y tapas.
Nota Original: El Universo – LINK