La puja empezó en un millón de dólares. La actuación de Nirvana aquella noche del 18 de noviembre de 1993, quedó para la posteridad como uno de los mejores discos en directo de la historia, así como testamento musical de Cobain.
La guitarra es una de las siete 302 d-18e construidas por la marca Martin en 1959 y fue customizada por el propio artista al añadir un fonocaptor de Bartolini en la boca de sonido.
Adicionalmente, el instrumento se vendió con su funda original, decorada por Kurt Cobain con un flyer del disco ‘Feel the Darkness’ de la banda de punk rock Poison Idea.