Perú ordenó a un laboratorio farmacéutico retirar del mercado local el dióxido de cloro, una sustancia potencialmente tóxica para la salud que se comercializa en internet para tratar el COVID-19.

El Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual indicó que ordenó suspender la comercialización del producto al laboratorio local Mediline y a la empresa Mercado Libre Perú, que lo vende en su plataforma digital. «El producto vendría siendo ofrecido como una solución potencialmente segura y efectiva para superar el COVID-19, pese a que resultaría perjudicial para la salud de los seres humanos, ya que no contaría con respaldo científico, ni con autorización sanitaria», aseguró en un comunicado.

Perú registra 316 448 casos y es el segundo país de América Latina con más contagios después de Brasil, y el tercero en decesos con 11 314 muertos.

El dióxido de cloro es un poderoso agente oxidante, utilizado como blanqueador y desinfectante, que también ha sido vetado en otros países, como en Bolivia, cuyo Gobierno advirtió el 29 de junio de sus graves daños a la salud. Puede causar fallas respiratorias, trastornos sanguíneos, presión arterial baja, falla hepática, anemia, vómitos y diarrea.

En México tampoco está permitido; pero existen tres grupos registrados en Facebook que promueven el compuesto y reúnen 4700 miembros.

Posturas alrededor del mundo

Health Canada, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, Agencia Francesa para la Seguridad de los Productos de Salud y la de Normas Alimentarias de Reino Unido advirtieron sobre los riesgos de ingerir este producto. También se han pronunciado el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, de Colombia: la Agencia Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica, de Argentina; y el Instituto de Salud Pública, de Chile.

En Ecuador, la posibilidad de usar dióxido de cloro como tratamiento para el COVID-19 es tema de debate. La Agencia de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria pidió los protocolos de su utilización para tener más detalles de su accionar en el organismo de pacientes.

Esto, después de que un grupo de obispos afirmó que es una medicina alternativa que en ensayos demostró que cura el COVID-19. La Pontificia Universidad Católica insistió en que en estudios que realizaron se comprobó que no hay una evidencia y eficacia en el uso de este químico.

Nota Original: El Universo – LINK