La crisis económica derivada de la pandemia del COVID-19 también los ha golpeado. Conductores y socios ya no ven como rentable el sistema y temen incluso por su futuro.
De transportar un promedio de 400 000 usuarios por día pasó a llevar 135 000 en las últimas dos semanas. Y esto último tras el aumento de cinco unidades por troncal en las horas picos o de mayor afluencia. Antes de esa fecha movilizaba a 126 000 usuarios diarios, según las cifras oficiales. Así, la Metrovía no lleva ni a la mitad (faltan 265 000) de sus pasajeros diarios que tenía antes de la pandemia.
«Esta reducción de pasajeros afecta de manera muy significativa los ingresos de los operadores y con ello la sostenibilidad del negocio, pues los ingresos no cubren los gastos básicos de las empresas, tales como salarios, seguros, mantenimiento, repuestos, combustibles, entre otros», dice Leopoldo Falquez, gerente general de la Fundación Metrovía, ente que controla y regula el sistema de transportación masiva, en el que participan concesionarios a cargo de operar las rutas definidas.
Y con la pandemia y reducción de pasajeros también se vieron perjudicados conductores de las operadoras como Metrobastión, Metroquil y Metroexpress, quienes dejaron de trabajar o a quienes les adeudan sueldos. En el pico de la pandemia en Guayaquil, en marzo, un grupo de choferes optó por no laborar porque se sentía en riesgo de ser contagiado por el COVID-19, ya que supuestamente no contaba con implementos de bioseguridad ni con protocolos adecuados.
Una vez superado aquello, otro grupo de choferes se quedó sin laborar porque se redujeron los horarios de atención y frecuencias por el toque de queda, cuyos horarios, dispuestos por autoridades nacionales, han cambiado durante estos cinco meses de pandemia en Ecuador.
Alejandro Martínez, quien hasta marzo pasado conducía una unidad de Metrobastión, cuenta que espera que la empresa operadora los llame para reintegrarlos o para cancelarles la liquidación pendiente. Antes de la pandemia trabajaba ocho horas con un sueldo de conductor profesional, $ 614,18. Ahora dejó de percibir aquello.
Y como él hay más 150 choferes que están afuera de este consorcio esperando el pago de sus haberes, agrega. Hay otros que están laborando en jornada reducida, cuatro horas, y por, ende, con la mitad del sueldo.
También hay unidades parqueadas porque están dañadas o dejaron de estar operativas. Y no hay presupuesto económico que alcance para repararlas, cuentan otros choferes. Además, sostienen, que cuando les sacan los cálculos les dicen que los ingresos actuales no alcanzan para cubrir todas las necesidades.
Actualmente, y con Guayaquil en semáforo amarillo, la Metrovía trabaja con menos de la mitad de su flota. De 362 buses opera solo con 117. Y de estos, 94 son articulados y 23 alimentadores. Los otros 245 están parados. Y los conductores contratados, hasta la fecha, por los consorcios que operan las rutas son 641.
Ahora el servicio se da en las tres rutas troncales y en las cuatro rutas alimentadoras.
En la troncal 1 (Guasmo-Río Daule) hay 30 unidades; en la troncal 2 (25 de Julio-Río Daule), 48; y en la troncal 3 ( Bastión Popular-Centro), 36 buses, se indica.
«Con respecto al periodo más crítico de la pandemia se han incrementado 33 buses en todo el sistema, lo que corresponde al 48 %», asegura Falquez, quien no da cifras de las pérdidas que ha tenido la Metrovía en estos cinco meses de pandemia.
En las inversiones efectuadas por la llegada del coronavirus menciona las charlas, capacitaciones, la implementación de señalética en ingresos de paradas, pisos interiores de paradas y de buses; desinfecciones y procesos de ozonificación de buses; desinfecciones de paradas, implementación de dispositivos de alcohol gel y aumento de limpiezas en paradas y buses. Esto adicional a las campañas y al control que hacen en conjunto con la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) y con la policía metropolitana para que se respeten medidas como las de bioseguridad.
El Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos expuso a inicios de este mes su malestar porque en los buses de la Metrovía no se respeta el distanciamiento social ni otras medidas. César Cárdenas, coordinador de este observatorio, cuenta que vía WhatsApp ha enviado sugerencias a concejales para mejorar el servicio, como que se contrate a buses del transporte escolar, que están paralizados, para suplir la cobertura y fortalecer la transportación urbana.
Él comenta que constantemente están haciendo monitoreos sobre el servicio de la Metrovía y que el principal problema es que el distanciamiento social mínimo de 2 metros no se respeta dentro de los buses.
«Mientras la alcaldesa, en una acertada decisión, está diciendo que no va a permitir que se abra la educación presencial pública o privada, so pena de sanción, en los centros de alta concentración, donde hay mayor peligro de contagio, ahí no hacen respetar las medidas que toman», cuestiona.
Subir aforo al 75 % se decidirá en esta semana
Esta es una semana clave para el sistema de transportación masivo Metrovía y para sus usuarios, pues se decidirá si se aumenta el aforo actual del 50 % al 75 % de pasajeros, como aprobó la semana pasada el COE nacional. Además se analizan otras medidas y se buscan más soluciones.
Pasajeros y unidades, a la baja
De 400 000 usuarios diarios que se movilizaban en la Metrovía antes de la pandemia del COVID-19, ahora el sistema masivo, implementado por el Municipio, lleva un promedio de 135 000 pasajeros. El negocio es insostenible, reconocen los involucrados.
9000 pasajeros diarios es el promedio que aumentó en la Metrovía desde el 6 de agosto último, tras el incremento de 15 unidades.
641 conductores están contratados hasta la fecha por los consorcios que operan las tres troncales. Varios, impagos. Hay preocupación.
245 buses están paralizados. Algunos no operan por daños y porque no hay dinero para las reparaciones, aseguran choferes. Solo 117 operan.