Más allá de los dibujos y los símbolos, la historia señala a Cacuango como una de las pioneras en la lucha por los derechos humanos en Ecuador, además de una de los artífices de la influyente Federación Ecuatoriana de Indios.
Pero tal vez uno de sus mayores méritos es haber instalado en su región -y después en Ecuador- las primeras escuelas bilingües que enseñaron tanto en español como en quechua.
Cacuango nació el 26 de octubre de 1881 en un terreno ubicado en San Pablo Urcu, cerca de Cayambe, en la provincia de Pichincha, en el norte de Ecuador.
Sin embargo, como muchas de las mujeres indígenas del país, a los 15 años tuvo que emigrar hacia la capital para buscarse el sustento. Allí, trabajó en varias casas como empleada doméstica.
Nunca aprendió a leer y a escribir, aunque sí aprendió el español en sus trabajos. Y también, como lo señalan varios relatos sobre su vida, fue allí donde comprendió la importancia de aprender este idioma para luchar por el bienestar de las comunidades indígenas del país.
Conoció por propia experiencia la discriminación y el racismo reinante en Quito por esos años, especialmente contra los indígenas. Pero también comprendió, gracias a otro pionero del activismo indígena, Juan Albamocho, que había leyes que protegían a los suyos, y comenzó a germinar su lucha.
A los pocos años decidió regresar a Cayambe. Allí se casó y tuvo nueve hijos, de los cuales solo sobrevivió uno. Los otros murieron por enfermedades asociadas por pobreza y la falta de atención de salud.
En medio de esta situación, los abusos de los terratenientes en su región desataron finalmente su activismo, que tuvo su primer punto culminante en 1931.
Mamá Dulu, Tránsito Amaguaña y otras activistas mujeres hicieron parte de lo que se conoció como la huelga agrícola en la localidad de Olmedo.
Nota Original: Ecuavisa – LINK