Hoy, en Quito, durante una ceremonia que contará con la presencia del presidente de la República, Rafael Correa; el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el Ministerio Coordinador de Desarrollo Social (MCDS) y la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) lanzarán el ‘Índice de Pobreza Multidimensional’ (IPM).
Se trata de un instrumento de análisis que forma parte de las nuevas métricas del Buen Vivir y que complementará las mediciones tradicionales de la pobreza efectuadas con referencia a los ingresos monetarios, el consumo y las necesidades básicas insatisfechas.
La nueva métrica permite apreciar diversos aspectos del desarrollo
Cecilia Vaca Jones, ministra Coordinadora de Desarrollo Social, explicó que el IPM es una medida que permite sintetizar condiciones de vida de la población en 4 dimensiones: educación; trabajo y seguridad social; salud, agua y alimentación; y hábitat, vivienda y ambiente sano.
Para analizar estas dimensiones se definieron 12 indicadores de tipo coyuntural y estructural relacionados con asistencia a educación básica y bachillerato; gratuidad en educación superior; logro educativo completo; contribución al sistema de pensiones; empleo infantil y adolescente; desempleo o empleo inadecuado; servicio de agua por red pública; pobreza extrema por ingresos; hacinamiento y déficit habitacional; saneamiento de excretas y servicio de recolección de basura.
Mediante estos indicadores se podrá evaluar la vulneración de los derechos de las personas. Así, se considerará que una persona está en situación de pobreza multidimensional si tiene 4 o más carencias de las 12 establecidas por esos indicadores. Por otra parte, se entenderá que una persona está en situación de pobreza extrema si experimenta al menos 6 carencias.
El instrumento permitirá afinar políticas y focalizar inversiones
Al referirse a las ventajas de la nueva métrica, la ministra Vaca Jones indicó que el Índice Multidimensional puede modificarse según la disponibilidad de la información e incluir otros indicadores a medida que se puedan recoger datos confiables a través de las encuestas.
También destacó la importancia de contar con un índice que “permitirá evidenciar las causas estructurales de la pobreza y el acceso de los ciudadanos a derechos fundamentales. El IPM cambiará los conceptos usuales sobre la pobreza y empezaremos a mirarla con integralidad”. Por ello, para efectos de la planificación y ejecución de políticas públicas, el IPM facilitará focalizar las inversiones públicas y apreciar “cuáles pueden ser las mejores formas de continuar cerrando brechas estructurales”, agregó la ministra.
Oxford aportó en el diseño y validación del IPM ecuatoriano
Para la construcción del IPM, las instituciones ecuatorianas contaron con el concurso de especialistas, como Sabina Alkire, directora de la Iniciativa sobre la Pobreza y el Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford.
Con respecto a la difusión internacional de las nuevas concepciones y métricas sobre la pobreza, Alkire mencionó que, en nuestra región, México lanzó el primer IPM en 2009 y que luego lo hicieron Colombia y Chile. Enfatizó a su vez que cada país construye su índice multidimensional con aquellos indicadores que permiten reflejar sus intereses y propósitos nacionales.
“En México, el IPM refleja los mandatos de la Ley General de Desarrollo Social; en Colombia, el IPM contempla lo establecido en el Plan Nacional de Desarrollo. En cada experiencia nacional se han seguido distintos procesos para diseñar el indicador final. También los resultados han sido diferentes porque las causas de la pobreza varían según las realidades nacionales. Y es esta especificidad aquello que convierte al IPM en útil para la formulación de política pública”, señaló Alkire.
Con respecto a los orígenes de su vinculación en la construcción de la propuesta ecuatoriana de IPM, Alkire indicó que en Oxford en 2013 se realizó la primera reunión con gobiernos que estuviesen interesados en abordar la problemática de la pobreza desde una perspectiva multidimensional.