Ello fue parte de su discurso de posesión del pasado 24 de mayo, al que fueron invitados los representantes de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) y de la iglesia Evangélica, como una muestra de apertura.
El mandatario, que es afín al Opus Dei, exaltó su propósito de “dialogar en un mismo nivel”, de “construir y no imponer”, y en esa línea, aseguró que será el jefe de un Estado laico. Aunque ello, no implica que se niegue el “lado espiritual”.
“Tampoco impide que impulsemos una gran reconciliación entre el Estado con todas las religiones que en el Ecuador conviven. Que nuestras creencias sean puentes, que nuestras convicciones nutran un encuentro más profundo y más humano”, expresó al posesionarse.
A esa ceremonia asistieron el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Cabrera, el obispo primado, Alfredo Espinoza, y el nuncio apostólico, Andrés Carrascosa. Además, el pastor de la iglesia Evangélica Francisco Loor.
¿Qué implicó este llamado a la reconciliación con los cultos religiosos en un Estado laico?
El artículo 1 de la Constitución establece que el Ecuador es un “Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico”.
Es decir, un “Estado laico no profesa ninguna expresión religiosa y trabaja para crear las mejores condiciones para el ejercicio de las libertades de los ciudadanos”, explicó César Montaño, rector de la Universidad Andina Simón Bolívar.
“El Estado es un centro de poder que está para garantizar las más amplias libertades, sin imponer una fe específica, un dogma”, añadió.
En el Ecuador, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), publicado en el 2012, el 91,5% de la población afirma tener una religión; el 7,94% son ateos; y el 0,11% son agnósticos.
De esto se desprende que el 80,44% son cristianos católicos; el 11,30% cristianos evangélicos; el 1,29% Testigos de Jehová; mormones el 0,37%; del budismo 0,29%; judaísmo el 0,26%; espiritismo el 0,12%; y otras, el 5,92%. Entre estas otras están el hinduismo, islámica, religiones indígenas, afroamericanas y pentecostales.
Para el presidente de la CEE, monseñor Luis Cabrera, la reflexión de Lasso reafirmó la laicidad del Estado, que reconoce la libertad religiosa, y que también está obligado a “crear un ambiente de diálogo, acogida, respeto entre los creyentes y no creyentes”.
“Entendemos la declaración del presidente a las expresiones religiosas de ir en este camino de la reconciliación. A nivel social, político, económico hay una fragmentación, inclusive una oposición. El pueblo está herido, cansado de muchas cosas y eso puede ser causa de violencia. Por eso él habla de reconciliarse, de sentarse en una mesa a conversar para llegar a acciones conjuntas”, consideró Cabrera.
No obstante, cree que se debería analizar cuáles son esos caminos, porque es una aspiración, un “sueño bonito, pero habrá que ver cómo se lleva a la práctica, si los grupos sociales, políticos, económicos están dispuestos o no a ello”.
Francisco Loor, pastor evangélico y vocero del Consejo de la Fe y la Familia, fue el invitado a la posesión, en un hecho inusual en los actos gubernamentales.
Contó que el jefe de Estado le hizo una llamada personal para invitarlo, lo que demostró una apertura, frente a una “marginación” en gobiernos anteriores.
“Todos los sectores deben responder a ese mensaje, para que el Gobierno tenga éxito. Y es importante para que se entienda que aunque el Estado es laico, no significa que sea ateo o que no permite la expresión de la iglesia”, añadió.
Loor lamentó que bajo la idea del laicismo, se “ha querido introducir una serie de ideologías que atentan contra la vida, la familia y la fe, llegando al extremo de que se llegue a una ideología y dictadura laica, que es sesgada frente a lo cristiano”.
A Gustavo La Mota, presidente de la Asociación de Agnósticos, Ateos y Antirreligiosos, le preocupó las expresiones de Lasso, porque podría “vulnerarse” el laicismo, pese a que “nunca se ha respetado” porque la Iglesia católica participa en eventos nacionales.
Pero en ese llamado a la reconciliación, se debe avanzar en derechos a las personas GLBTI, de las mujeres y niños.
“Estaremos de observadores. Vemos de la forma más positiva este llamado a la reconciliación, pero seremos observadores de que son temas en los que las religiones deben quedarse en sus iglesias y los derechos son para la ciudadanía”, afirmó La Mota.
Jaqueline Salas, presidenta de la Asociación de Pastores Evangélicos, exaltó la presencia de un pastor evangélico en el acto político, porque se han “hecho diferencias y no ha existido una equidad religiosa”.
“Se ha considerado a la Iglesia católica en las actividades presidenciales, militares, en los hospitales, siendo una discriminación total para otras religiones”, opinó.
En cambio, César Montaño ve alentador el mensaje presidencial, en el que el llamado es a apropiarse de una fe que contenga valores, principios para el relacionamiento entre las personas y autoridades, que se vincula con la promulgación del Código de Ética para el Gobierno.
“El mensaje de posesión es ‘apropiémonos de valores morales en general para hacer las cosas mejor’. El presidente tiene claro que el Estado es laico y no puede asumir como oficial ninguna confesión religiosa. Su llamado es a decir, apropiémonos de valores morales, éticos, no importa de qué religión y tratemos de considerarlo en un esquema de tolerancia y respeto”, dijo.
Nota Original: El Universo – LINK