De los USD 685 millones que entrega el Fisco en beneficios tributarios para personas naturales por impuesto a la renta, es decir, dinero que deja de ser recaudado porque existen deducciones o descuentos, 662 millones al año benefician a quienes tienen ingresos gravados de más de USD 1 000 al mes. Ellos representan un 4% de los beneficiados de la pirámide. Y apenas USD 22 millones van al restante 96%.
Estas inequidades han puesto al sector de ingresos más altos en la mira del Gobierno.
El presidente Guillermo Lasso confirmó el 9 de septiembre que espera lograr USD 700 millones adicionales en nuevos ingresos en el 2021, equivalentes al 0,7% del Producto Interno Bruto (PIB), como resultado de la reforma tributaria, tal como lo publicó este Diario el lunes de esta semana.
El Jefe de Estado insistió en que ese monto refleja una mejor negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el cual firmó un acuerdo esta semana. El Gobierno anterior, dijo, había acordado al inicio una meta de nuevos ingresos tributarios por USD 2 500 millones, pero hoy será menor. “Hubo una gran flexibilización en la aceptación de parte del organismo. Las condiciones de Ecuador son distintas hoy”, dijo Lasso.
Para lograr estos ingresos, Lasso señaló que no se afectará a la mayoría de personas, sino que se enfocará en quienes tienen mayores ingresos. “Son impuestos focalizados apenas al 4% de la población”, dijo.
Esta semana, el ministro de Economía, Simón Cueva, señaló que existen grandes desigualdades socioeconómicas que crecieron con la pandemia. Para reflejar esa situación, Cueva explicó que apenas el 4% de la población trabajadora gana más de USD 1 000 y es ahí donde se pondría atención para las medidas.
El Gobierno aún no ha dado a conocer qué tipo de impuestos serán, pero, según expertos, existen tres alternativas para que ese grupo poblacional genere mayores ingresos al Fisco.
La primera es una reducción del gasto tributario; es decir, de los beneficios e incentivos que tienen los contribuyentes.
El abogado tributarista Carlos Licto señaló que la revisión puede ir por reducir o limitar las deducciones de gastos personales para la declaración del impuesto a la renta.
Sin embargo, señaló que la medida podría afectar sobre todo a la clase media, ya que actualmente la deducción no aplica para personas que tienen ingresos anuales de USD 100 000 en adelante.
Ana Patricia Muñoz, directora ejecutiva de Grupo Faro, señaló que el monto por estas deducciones se ha incrementado constantemente del 2011 al 2019 “de aproximadamente 1,7% del PIB al 3,6%”, afirmó.
La segunda alternativa para conseguir ingresos de la clase más pudiente es una contribución al ingreso.
Sin embargo, para Licto, la reforma debería ir para quienes perciban ingresos mensuales superiores a USD 2 500. “Por debajo de eso es una clase media, que no tiene una capacidad contributiva alta”, dijo.
Finalmente, otra opción es una contribución sobre el patrimonio. En el país no existe actualmente un impuesto sobre este rubro; sin embargo, en el 2016, debido a la crisis económica producto del terremoto, se planteó una contribución única al patrimonio.
Para que sea efectiva, Licto cree que se debe aplicar a un patrimonio mayor a los USD 3 millones con una tasa anual menor al 2% del total de patrimonio, para evitar que las fortunas se muevan a otros países para no pagar la imposición.
Para el analista Byron Villacís, es urgente aplicar un tributo permanente de ese tipo, “sobre todo en países como el Ecuador, que tienen altas desigualdades estructurales”.
Por su parte, Muñoz señaló que es importante tener una política fiscal progresiva y, si esta se enfoca en el patrimonio, llegará a las personas con más altos recursos; pero consideró que esta debería ser de carácter temporal. “Hemos investigado que este tipo de impuesto, si es permanente, puede generar formas de evasión en el futuro”, afirmó.
Fuente: El Comercio, nota original: LINK