Es la mayor exposición de este tipo organizada fuera de Ecuador en los últimos años, quizá en toda su historia, subrayó ante la prensa el presidente del museo, Stéphane Martin, horas antes de la ceremonia inaugural, a la que asistirá el ministro ecuatoriano de Cultura, Guillaume Long.
La exhibición abarca el periodo comprendido entre el año 1000 a.C. y el 500 d.C., y principalmente las culturas de la Chorrera, Bahía, Jama-Coaque y Tolita, siendo la primera fuente de todas las demás, indicó a Efe su comisario, Santiago Ontaneda-Luciano, experto de la dirección de Museos y Sitios del Ministerio de Cultura de Ecuador.
De calidad excepcional, las obras reunidas bajo el título «Chamanes et Divinités de l’Équateur précolombien» (Chamanes y divinidades del Ecuador precolombino), que podrán contemplarse hasta el próximo 15 de mayo, fueron prestadas por cuatro grandes museos del país y seleccionadas entre más de 100.000, añade Ontaneda-Luciano.
El objetivo es intentar presentar «la práctica del chamanismo, muy importante en la época precolombina y todavía hoy con el sincretismo». Llámese curandero, brujo o como se quiera, el chamán sigue presente en la sociedad ecuatoriana, en Perú, México y en todas partes, resaltó.
Un personaje de cerámica con colmillos de jaguar, ojo izquierdo y cuello de serpiente y medio rostro de águila, sofisticada combinación de animales sagrados y «símbolo del hombre despierto que ha desarrollado sus cualidades intrínsecas», recibe al visitante y da imagen al cartel de la muestra.
Magistral representante de la Cultura Tolita (400 a.C. – 400 d.C.) esta figura «picassiana», conocida de hecho como «el Picasso», fue también elegida como portada del catálogo, un trabajo colectivo dirigido por el comisario ecuatoriano que ilustra con generosidad la temática del chamanismo y su filosofía ancestral.
Como la muestra, plasma visiones, utensilios, ritos, indumentarias y chamanes muy diferentes, como los especializados en la salud, la meditación, las siembras y cosechas agrícolas, las plantas alucinógenas, la consecución del agua, los ritos maritales y de nacimiento o los sacrificios humanos y animales.
Gracias a la intervención de estos últimos, «se intercambiaba un líquido (la sangre) por otro (el agua)», explica Ontaneda.
No todas las culturas reunidas en el museo parisino practicaban este tipo de trueques con los dioses, solo la de Jama-Coaque, la última de ellas, la que encontraron los conquistadores españoles cuando llegaron.
El sincretismo producido por la fusión de las tradiciones precolombinas con las aportadas por los conquistadores acabó, entre otras costumbres, con este tipo de sacrificios, añade el comisario.
La muestra se aleja de la costa para dedicar su última sala a la cultura amazónica Mayo Chinchipe Marañón, con piezas procedentes de últimas excavaciones realizadas allí, reveladoras de que había chamanismo hace 5.500 años, subrayó el comisario científico del evento, Francisco Valdez.
«Esto se sabe porque los instrumentos del chamán se mostraban en un contexto ritual, y dentro de los objetos se encontraron cosas interesantes, como las evidencias más antiguas del consumo social del cacao», apuntó.
«Siempre se pensó que el cacao era algo que vino de México, de Guatemala, pero en realidad es amazónico. Las evidencias de la amazonía tienen mil y piquito de años más de uso y antigüedad que en Mesoamérica», algo que no se sabía hace dos o tres años.