Esta tregua, apoyada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, es la primera de este tipo en esta guerra que desde 2011 ha dejado más de 270.000 muertos. La tregua no concierne sin embargo a los grupos yihadistas Estado Islámico (EI) y Frente Al Nosra, la rama siria de Al Qaida, que controlan importantes zonas del territorio sirio.
Exactamente a la medianoche, se silenciaron las armas en los suburbios de la capital siria, Damasco, y en la norteña ciudad de Alepo.
Poco antes de la entrada en vigor de esta tregua, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución en la que apoya por unanimidad el cese de las hostilidades. Además, el mediador de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, convocó a los principales protagonistas del conflicto a una nueva ronda de negociaciones el 7 de marzo, con la condición de que «se respete el cese de las hostilidades».
Durante la jornada del viernes, el país fue blanco de bombardeos de una violencia sin precedentes. La aviación siria y la de su aliada rusa llevaron a cabo 180 bombardeos en la región de Damasco, en el norte y el oeste de la provincia de Alepo, y contra las provincias centrales de Homs y Hama. Estas regiones, controladas por los rebeldes, están directamente concernidas por el alto el fuego. Los bombardeos fueron dirigidos también contra la región de Latakia (oeste) y zonas controladas por el EI.