El proceso para la adquisición de permisos ambientales del proyecto en Olón inició el 28 de noviembre del año pasado, y, dos días después, se determinó la viabilidad del informe de impacto. Con esto, el 5 de diciembre del 2023, la actividad ya contaba con un registro ambiental.
Para Dávalos, este procedimiento se dio “más ágil de lo normal”, por lo que se levantarían posibles “suspicacias”. Esto debido a que, dentro de los pasos para gestionar el registro ambiental, debía realizarse una consulta ambiental en el Esterillo Oloncito.
“Hay una omisión en el procedimiento. Debió hacerse una consulta ambiental”, dijo.
Sobre este tema, el exministro explicó que, existe una diferencia entre un certificado y una licencia ambiental. En caso de proyectos que tengan un impacto mínimo en el ambiente, este deberá gozar de un certificado que puede ser tramitado, incluso, de manera virtual.
Por otro lado, si dichas actividades representan un impacto medio o alto, requieren de una licencia para operar. Explicó que, si el proyecto se plantea en una zona de bosque o protegida, debe contar con un informe de viabilidad ambiental.
A esto, se le suma un catastro forestal, que corresponde a un inventario de las especies que se encuentran en dicha localidad. Además, se deben incluir las acciones de la empresa para mitigar los daños.
Asimismo, señaló que se debería revisar el reporte de visitas a la zona asignada para la construcción, para determinar si existe un respaldo sobre el impacto del proyecto inmobiliario a la vegetación y especies en la localidad.
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