El Ejército Popular norcoreano disparó desde la localidad de Wonsan, al sureste del país, seis misiles que recorrieron entre 100 y 150 kilómetros hasta caer en el Mar del Este (Mar de Japón), informó el Ministerio de Defensa surcoreano.
Como respuesta al lanzamiento, China pidió a todas las partes implicadas en el conflicto «actuar con responsabilidad» y desde la cancillería de Pekín se instó a retomar las conversaciones a seis bandas (con las dos Coreas, EEUU, Japón y Rusia) tras las sanciones impuestas el miércoles por la ONU.
Mientras Seúl investiga la naturaleza de los proyectiles, expertos creen que podrían ser misiles KN-01, al igual que los utilizados en el último lanzamiento de este tipo en junio del año pasado, o cohetes de 300 milímetros.
De tratarse de misiles balísticos como los KN-01, se trataría de una violación de hasta cinco resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque el organismo internacional no suele actuar cuando se trata de este tipo de lanzamientos de proyectiles de corto alcance, relativamente habituales.
Corea del Norte mostró de esta manera tan poco ortodoxa su disconformidad con la resolución 2270, aprobada el miércoles por los 15 miembros del Consejo de Seguridad como represalia por los ensayos nuclear y de misiles llevados a cabo por Pyongyang en enero y febrero, respectivamente.
La resolución contempla castigos como la inspección obligatoria de cargamentos, restricciones en la exportación de materias primas, embargo del comercio de armas ligeras, prohibición de venta al país de combustible aeroespacial y sanciones financieras a individuos, entidades y activos norcoreanos, entre otros.
Estas medidas, que buscan cortar de raíz el acceso a recursos financieros para financiar los programas militares norcoreanos, se consideran las más duras impuestas hasta el momento al régimen de los Kim y amenazan con golpear tanto a la elite como al pueblo en el país más aislado del mundo.
«Va a ser duro para el Gobierno norcoreano, especialmente dentro de un año, cuando se agoten sus reservas de dólares, combustible para la aviación y otros recursos», explicó a Efe el analista político surcoreano Shim Jae-hoon.
Además, las restricciones comerciales y el corte del flujo de divisas podrían agravar la ya difícil situación alimentaria en este Estado, incapaz de cubrir las necesidades básicas de su población.
«Como la cosecha del año pasado fue escasa por las inundaciones y la sequía, el próximo invierno la situación podría ser desastrosa si a la falta de reservas se suma la de recursos y financiación como consecuencia de las sanciones», explicó el experto.
En todo caso, la mayoría de analistas creen que la eficacia de las sanciones a la hora de ahogar la economía norcoreana y así presionar al régimen dependerá de cómo las aplique China, principal socio comercial de Corea del Norte y casi destino único de sus exportaciones.
«La cuestión más importante es cuán rigurosa será China a la hora de aplicar las sanciones», observó el analista, tras destacar que probablemente EEUU y Corea del Sur tratarán de presionar al gigante asiático para que no se muestre benevolente con su aliado histórico.
Pekín se ha mostrado siempre reacio a imponer castigos muy severos a Pyongyang ya que, según los expertos, un posible derrumbe del régimen de los Kim podría acarrear una crisis de refugiados en su frontera y originar una futura Corea unificada bajo la influencia política y militar de EEUU.
Sin embargo, en este caso ha apoyado unas sanciones especialmente duras contra Corea del Norte y en caso de aplicar estrictamente algunas de ellas, especialmente el veto a la exportación de materias primas como carbón, hierro, oro, titanio y tierras raras, podría poner en serios aprietos a su aislado vecino.