Ante esto, Crammer aseguró que los celulares pueden ser usados para coordinar actos de violencia o intimidación. Añadió que, al prohibirlos, se reducen las posibilidades de que estos incidentes ocurran.
A su criterio, la medida es necesaria por razones “psicoemocionales”, ya que argumenta que el uso excesivo del celular provoca retraimiento social, lo cual inhibe la comunicación afectiva entre las personas.
Asimismo, destacó que, aunque existen muchas razones por las cuales no se puede prohibir por completo el uso del celular en las escuelas, es posible regularlo de manera efectiva según la edad de los estudiantes, el espacio en el que se encuentren y el momento en que lo utilicen.
Por último, Crammer señaló que la implementación de esta propuesta debe ir acompañada de estrategias adicionales, como la capacitación del personal y la mejora de la supervisión.