Más de un año después de la declaratoria de conflicto armado interno, el Gobierno insiste en la existencia de una “guerra contra el narcotráfico”, mientras gestiona cooperación internacional que involucra, incluso, la llegada de fuerzas especiales al país. En NotiMundo Estelar, Nestor Rosania, periodista de conflictos armados y experto en seguridad, y Patricio Haro, también especialista en el ramo, coincidieron en la importancia de repensar el rol de países consumidores de droga como el epicentro de la violencia que se desarrolla en naciones productoras y de tránsito.

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Luego de varios años y de manera progresiva, Ecuador dejó de ser un espectador del narcotráfico y se convirtió en parte del problema, señaló Néstor Rosania, periodista de conflictos armados y experto en seguridad. Indicó que, si bien antes el país observaba al crimen organizado “desde la tribuna”, ahora se convirtió en un país de tránsito por donde pasa el 70% de la droga que se produce en Colombia.

Desde el vecino país, Rosania avizora un escenario similar para Ecuador en los próximos años. Noticias de integrantes de organizaciones criminales detenidos, droga incautada y bandas desarticuladas son cosas que, según dijo, se vivían en Colombia hace varios años, y ahora, 40 años después, no existe una solución.

Cuestionó que, desde distintos gobiernos se señale a la cooperación internacional como una herramienta eficaz para combatir al crimen organizado. Sin embargo, recordó que el Plan Colombia con Estados Unidos, no tuvo precisamente los efectos esperados. De hecho, en la actualidad, existen 250 mil hectáreas de plantaciones de coca, a diferencia de las 170 mil que se registraban al momento de firmar la alianza.

Para Patricio Haro, experto en seguridad, es necesario establecer una diferencia entre una alianza y una coalición. Precisó que esta última implica un acuerdo temporal entre diversas naciones con un objetivo en común que, una vez solventado, podrá disolverse.

Criticó también que desde el Gobierno se haya vendido la idea de declarar la guerra al crimen organizado, cuando países con mayor estrategia y armamento como Colombia y México han fracasado en sus intentos por enfrentar al tráfico de drogas.

“Se necesita una coalición que tenga como objetivo destrozar, eliminar a los carteles de la droga y el crimen transnacional organizado”, dijo.

Vencer al narcotráfico, un objetico que requiere de todos los actores

Dentro de la cadena del narcotráfico, existen países productores como Colombia, de tránsito como Ecuador y Centroamérica, y consumidores como Estados Unidos, Canadá y Europa. De acuerdo con Rosania, es necesario plantear la importancia de involucrar de manera activa a todos los actores para combatir al crimen organizado. Esto, debido a que la violencia recrudecida en Latinoamérica es producto de la cocaína que es exportada, sin embargo, las ganancias y réditos se mantienen en los países grandes y consumidores.

“Tenemos cartografiado de México a Perú, pero de EE.UU. no sabemos absolutamente nada de un macronegocio que todo se consume allá”, sostuvo.

Rosania cuestionó que desde el gobierno norteamericano existan informes únicamente de plantaciones de coca en Latinoamérica, mientras se mantiene un silencio sobre los bancos utilizados para lavar dinero o las mafias que operan en ese país como consecuencia del último eslabón del narcotráfico.

A esto, según dijo, se suma una “anarquía del sistema internacional”. Esto, al considerar que los cinco países más grandes y miembros del Consejo Permanente de Seguridad “no tienen reglas” para actuar en materia de seguridad y actos beligerantes, mientras que los “países satélite” como Ecuador y Colombia, deben únicamente alinearse a dichos propósitos.

No “ideologizar” a la seguridad

Lejos de inclinaciones políticas, Ecuador y el resto de países de la región deberían conformar una coalición que involucre a otros actores como la Organización de Estados Americanos (OEA), la ONU y los propios mercados internacionales, insistió Haro. Señaló que, fuera de sentidos partidarios, deberían ser dichas entidades y organismos las responsables de debilitar la economía criminal y sus delitos conexos.

Un criterio similar compartió Néstor Rosania, quien destacó la importancia de trasladar a la práctica los mecanismos planteados en conversaciones, lejos de ideologías políticas que, en la región, usualmente genera divisiones.

“No hay que ideologizarla (a la seguridad) en temas de izquierda o derecha, sino pragmatizarla. No se puede crear una agenda común cuando hay estas fricciones”, puntualizó.