«Los árboles gigantes y antiguos necesitan largos períodos de estabilidad para sobrevivir, lo que se está convirtiendo en algo muy raro en un mundo que cambia rápidamente», alertó el coautor de esta investigación, Bill Laurance, en un comunicado de la Universidad James Cook.
Científicos de la Universidad James Cook y de la Universidad Nacional Australiana (ANU) que participaron en esta investigación señalaron que las condiciones que permiten que los árboles alcancen estas dimensiones están cambiando.
«Los árboles gigantes antiguos son susceptibles a una plétora de amenazas, incluyendo la deforestación, la tala, la agricultura, las sequías, los incendios, las tormentas, las especies invasoras, el desarrollo de la infraestructura humana y el cambio climático», según el estudio.
Varios científicos consideran que el aumento del nivel de CO2 atmosférico beneficia estos árboles, al fertilizarlos y aumentar su tasa de crecimiento, pero otros creen que agudizaría la severidad de tormentas y sequías, o favorecería la expansión de vides que les estrangularían.
Pero según el coautor del estudio, David Lindenmayer, de la ANU, el riesgo es que «muchos árboles gigantes antiguos han ampliado sus tasas de crecimiento y viven peligrosamente al límite en términos del uso del agua disponible y la vulnerabilidad a las sequías».
La investigación se centró en los árboles que se ubican en el rango del 5 por ciento de mayor tamaño dentro de sus especies, entre ellos la secuoya gigante, de California, (Sequoia sempervirens), que llega a medir más de 115 metros.