Tras el tradicional bautizo con chorros de agua expelidos por dos buques, la embarcación de la compañía Fathom, filial de Carnival, abandonó el puerto de Miami a las 16.05 hora local (20.05 GMT), con destino al puerto de La Habana, entre el alborozo de sus pasajeros, una docena de ellos cubanoestadounidenses, según la compañía.
Con la promesa de ofrecer una «experiencia cultural» a bordo del buque y en tierra, el crucero cubrirá una travesía de siete noches e incluirá paradas en La Habana, Cienfuegos y Santiago de Cuba.
En una rueda de prensa ofrecida hoy, el presidente y gerente general de Carnival Corporation, Arnold Donald, explicó que con la puesta en marcha de la operación naviera la compañía está «contribuyendo a la historia» y está generando «un impacto mucho más positivo para la sociedad».
«Hemos trabajado muchísimo desde que recibimos la aprobación del Gobierno cubano y estadounidense. Ser la primera compañía que puede realizar cruceros, incluyendo a aquellos que pueden embarcar en Cuba, es un privilegio tremendo», manifestó.
Desde tempranas horas de la mañana, los pasajeros que partirían en este primer viaje empezaban a llegar al puerto de Miami, conscientes del carácter histórico del viaje y, por lo mismo, algunos de ellos con banderas cubanas y estadounidenses.
Entre ellos se observaron a algunos cubanoestadounidenses que lograron adquirir los billetes y obtener la visa correspondiente, como fue el caso de Isabel Buznego, que abandonó la isla con apenas 5 años de edad y desde entonces no ha vuelto a pisar Cuba.
«Será el viaje más emotivo», reconoció en declaraciones a Efe Isabel Buznego, mientras esperaba en la cola de facturación y tras reconocer que vive «sentimientos encontrados» por volver a la tierra que la vio nacer después de tanto tiempo.
El presidente de Carnival dio a conocer que en el buque Adonia viajaban hoy «de media docena a una docena de cubanos o cubanoamericanos», que lograron resolver la documentación pertinente para realizar el viaje.
La empresa mantuvo una política inicial de no aceptar a viajeros de origen cubano en la línea, en atención a una ley del país caribeño que impedía a los nacionales llegar por mar, una decisión que mereció protestas de parte del exilio en Miami y hasta una demanda civil por discriminación, que posteriormente fue retirada.
Carnival, la mayor empresa de cruceros del mundo, rectificó y el pasado 18 de abril anunció que no iba a hacer distinciones entre sus pasajeros, y se mostró dispuesta a postergar el inicio de la ruta si es que Cuba no daba la autorización correspondiente.
Finalmente, el 22 de abril, la compañía confirmó que iniciaba en la fecha estipulada su ruta desde Miami a Cuba con todos los viajeros, sin importar su nacionalidad, luego de que las autoridades de ese país dieran el visto y bueno para que sus ciudadanos entraran y salieran de la isla por vía marítima.
«(Las autoridades de Cuba) vieron necesario que se debía cambiar la regulación para que los cubanos también pudieran viajar y así lo hicieron. Fue un intercambio muy colaborativo y el resultado se está viendo hoy», señaló el principal ejecutivo de Carnival.
Gracias a esta nueva legislación, Arnie Pérez, consejero general de Carnival, y nacido en Cuba, será la primera persona que descienda del buque en el puerto de La Habana y se convierta en el primer pasajero de un crucero que pise suelo cubano en más de 50 años.