Este fin de semana, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, adelantó que se han iniciado discusiones para contar con una línea de crédito por 400 millones de dólares, «sin condicionamientos» para hacer frente a las labores de reconstrucción.
Se trataría del denominado Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR) del Fondo, que busca proporcionar rápida asistencia financiera a todos los países miembros que enfrentan una urgente necesidad de balanza de pagos por un desastre natural, indicaron a Efe fuentes del organismo internacional.
Sin embargo, evitaron precisar el monto exacto de la ayuda, ya que actualmente está en discusión.
Este tipo de mecanismo, señalaron, «se brinda en forma de compras directas sin necesidad de un programa propiamente dicho ni de exámenes».
Desde su llegada al poder en 2007, el izquierdista Correa ha sido reacio a pactar con el FMI por las condiciones que suele imponer a sus líneas de financiación que, a su juicio, son parte del modelo neoliberal que, según él, no funcionó en América Latina.
En su intervención radiofónica semanal, el mandatario señaló que actualmente su país dispone de unos 640 millones de dólares en líneas de créditos del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial (BM), «listos para ser utilizados».
Correa ha cifrado las necesidades de reconstrucción entre 2.000 y 3.000 millones de dólares.
Esta tragedia natural se produjo en un momento económico sumamente complicado para Ecuador, para el que se prevé una recesión de 4,5 % este año y 4,3 % el próximo como consecuencia de la caída de los precios del petróleo y la pérdida de competitividad derivada del fortalecimiento del dólar, según las recientes previsiones del FMI.
El terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter asoló un sector de la costa norte de Ecuador y dejó unos 660 muertos, 32 desaparecidos, 22.421 personas ubicadas en albergues, 113 rescatadas con vida y 166 escuelas dañadas, según la Secretaría de Gestión de Riesgo.