El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Ministerio de Educación trabajan en 5 proyectos de rehabilitación de unidades educativas temporales para garantizar el derecho a la educación a tiempo de los estudiantes de las zonas afectadas por el terremoto del pasado 16 de abril. Tres de estas se ubicarán en Pedernales, una en Jama y otra en El Matal (Manabí).
Las unidades educativas temporales estarán dotadas de carpas y los suministros necesarios para que los alumnos y profesores retomen sus actividades. Con este objetivo, explicó ayer Diego López, de Unicef, este organismo internacional proporcionó más de 103 toneladas de insumos, que incluyen carpas, tanques de almacenamiento, baldes, herramientas básicas para actividades lúdicas, como marcadores y cartulinas, sábanas, sales de rehidratación oral para los niños que tienen diarrea, entre otras cosas. Sin embargo, indicó que estos suministros no son suficientes y requieren más apoyo. En las instituciones educativas se acondicionarán unas 15 carpas de 75 metros cuadrados cada una.
Todas cuentan con ventilación y la privacidad necesaria. También tendrán baterías sanitarias. Aunque varios implementos se rescataron de las aulas -según López- hay cosas que aún se necesitan, como tableros, pupitres, mesas, etc. “Más allá de eso, se necesitan espacios seguros. A lo que me refiero es que la situación educativa vaya más allá del simple proceso formativo, que sea un espacio de reflexión porque muchos de los niños vienen en shock, con todo lo que ha significado la situación de emergencia.
Entonces, queremos que la escuela se convierta en un espacio para que ellos (estudiantes) puedan retornar a la normalidad”, indicó López. Esto formaría parte de la estrategia de la Unicef que se denomina “retorno a la alegría”. Para cumplir estos objetivos, mantendrán un número adecuado de estudiantes por aula para que no sea afectada la calidad educativa. Cada punto contará con alrededor de 60 profesores. Los estudiantes, en un inicio, recibirán apoyo socioemocional y realizarán actividades recreativas con la aplicación del programa ‘Escuela para todos, juntos nos levantamos’.
Este programa busca que las escuelas se conviertan en un espacio de unión y reestructuración del tejido social. Además, la asistencia no es obligatoria, no se requieren útiles escolares ni uniformes y durará 4 horas diarias. Se hará por fases El proyecto de rehabilitación de unidades educativas temporales trabajará en 3 etapas: la primera, se centrará en el soporte emocional con actividades recreativas y durará de 2 a 4 semanas; en la segunda, la educación no es formal y durará de 2 a 4 semanas; y la tercera, es la educación formal. Esta última se tiene previsto que inicie el 4 de julio.
Los maestros trabajarán con los estudiantes con un currículo mínimo que es más flexible que el pénsum normal, y que se adapta a las condiciones actuales de las zonas afectadas. “Las primeras semanas son más de enganche, de actividades pedagógicas vinculadas al sentido lúdico, pero no actividades pedagógicas propias del currículo normal establecido”, explicó López. En estas actividades se pondrá énfasis en educación en emergencias, en la que se explicará qué deben hacer si se vive algo similar.
El lunes de esta semana iniciaron las capacitaciones a maestros y durarán hasta el viernes. Marco Guerra, de la ONG Plan Internacional, explicó que los talleres consisten en la recuperación emocional y las herramientas lúdicas que los profesores podrán aplicar con sus alumnos. Agregó que estas actividades se realizan con mediadores pedagógicos y un psicólogo, además, se estima capacitar a 300 docentes que podrán replicar lo aprendido a sus compañeros. A diario trabajarán con 2 grupos en talleres de una hora y media. Julia Caiza, psicóloga voluntaria que llegó desde Quito, explicó ayer que en estas actividades se capacita a los maestros acerca de cómo deben disminuir los niveles de estrés en los estudiantes y controlarlos emocionalmente, para que poco a poco se integren a una escuela donde se sientan seguros.
Entre los temas que se les imparte constan los juegos lúdicos, el interés por los problemas de los estudiantes, la escucha activa y la comunicación. La idea es que se sientan estables. Varios maestros participan en estas capacitaciones que, a la vez, les sirve para desahogarse de lo que les sucedió en el terremoto. Sin embargo, tienen varias dudas con respecto al proyecto: la principal es sobre sus viviendas, pues la mayoría de maestros ya no vive en Pedernales, ya que está en albergues situados en otras ciudades. Por ejemplo, la docente Magaly Solórzano, quien vive en Manta, la casa que arrendaba en Pedernales colapsó.
Por ello, pide un lugar seguro para regresar a vivir en esta ciudad y dar clases. Comentó que algunas autoridades han dicho que se instalarán carpas donde podrán vivir, pero ella no está de acuerdo porque tiene una hija con discapacidad que no la puede dejar sola en Manta. Según López, ya se adecúan espacios para que los docentes puedan vivir. Se calcula que 9.000 alumnos había solo en la zona urbana de Pedernales. Las autoridades esperan que a las unidades educativas provisionales lleguen entre 3.600 y 4.500 estudiantes. Cada institución estará adecuada para recibir a unos 800 alumnos. Estos planteles estarían activos durante 3 meses.