Según Morales, la instalación de las bases militares por cuenta del gobierno de Chile “viola convenios internacionales» pues de acuerdo con la legislación internacional estas deben estar como mínimo a 50 kilómetros de la zona de frontera.
“La buena vecindad, la buena hermandad no se construye ni con misiles ni con tanques de guerra, ni con bases militares, para nosotros sigue importante el diálogo abierto, sincero porque queremos ser buenos hermanos, buenos vecinos, queremos construir una amistad para compartir lo poco que tenemos», dijo Morales. «Los países vecinos nos necesitamos y debemos trabajar de manera conjunta, y lamento mucho cuando decidimos defender un recurso natural, viene esta agresión con una base militar en Cariquimba”.
La Cancillería de Chile desmintió la información dada por el mandatario y aseguró que en vez de bases militares lo que pasa en la frontera es que se ha aumentado el patrullaje militar en el lado chileno de la frontera “para impedir los ataques contra civiles, robos, contrabando y narcotráfico provenientes de Bolivia, lo cual ha tenido el efecto de disminuir notoriamente esos actos delictivos”.
“Es totalmente infundada la acusación del presidente boliviano de que Chile habría instalado una base militar “ilegal” a menos de 15 kms de la frontera con ese país, en la zona del Río Silala. No existe tal supuesta instalación militar”, dijo la Cancillería en el comunicado.
¿Qué es el río Silala y por qué importa?
A finales de marzo de 2016 el presidente de Bolivia dijo que demostrará que el Silalá no es ningún río pero sí un manantial y por eso llevaría ante la Corte de La Haya una demanda contra Chile por el uso inapropiado de las aguas de ese recurso hídrico que nace en el departamento de Potosí, cerca de la frontera con Chile.
Chile asegura que se trata de un «río de aguas internacionales cuyas aguas fluyen naturalmente hacia su territorio producto de una ley tan clara como es la ley de gravedad”.
Bolivia dice que Chile se apropió en 1908 de esas aguas del manantial Silala cuando la empresa de Ferrocarriles chilena solicitó a la Prefectura del Departamento de Potosí la licencia para utilizar la concesión del manantial Silala “para llenar los calderos de las locomotoras a vapor que operaron hasta la década de los setenta”.
Pero según Chile, “durante más de 100 años Bolivia reconoció el carácter de río internacional de las aguas del Silala”, por lo que dice el país del sur que las motivaciones del gobierno de Bolivia es una política de hostilidad hacia ese país desde La Paz.
“Lo que hay aquí, más allá del Río Silala, es una política de hostilidad hacia Chile, probablemente por la desesperanza que sienten respecto a la demanda marítima, porque saben que no van a conseguir el resultado buscado, es decir la soberanía, porque eso no está en juego en el juicio presente en La Haya”, dijo el canciller de Chile Heraldo Muñoz a finales de marzo cuando se conoció la intención de Bolivia de demandar a Chile.
Por otra parte, este lunes Gabriel Gaspar, embajador de Chile en la misión especial por la demanda de Bolivia ante La Haya, le dijo a CNN Chile que es Bolivia la que tiene un fuerte militar a menos de un kilómetro de la frontera al lado de los manantiales donde surge el río Silala.
“Llama la atención que cada cierto tiempo las autoridades bolivianas parece que quieren desinformar y al respecto también llama la atención el tono, el recurrir antichilenismo como doctrina a la que nos tenían acostumbrados las viejas oligarquías bolivianas. Y lo lamentamos”, dijo Caspar.
El presidente Evo Morales lamentó que Chile “responda” con una base militar cuando la intención de Bolivia es defender “un recurso natural —las aguas del Silala— que abastecen sin contraprestación alguna” al país vecino.
Bolivia dijo que el sistema artificial de acueductos llevan el agua del manantial Silala a Chile hace unos 110 años, desde el sudoeste boliviano, a varias poblaciones de Chile, como por ejemplo el emporio Chuquicamata, la mina de cobre a tajo abierto más grande del mundo.
Por tal motivo Bolivia quiere obligar a pagar a Chile por el uso del recurso natural —“con efecto retroactivo— por un recurso que en los hechos importa sin retribución de ninguna especie”.