Convocados por distintas organizaciones sociales, como el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), la Unión de Juventudes Socialistas (UJS) y la Central Única de los Trabajadores (CUT), los brasileños volvieron a mostrar su descontento con la actual situación política del país.
En Río de Janeiro, en torno al mediodía, los manifestantes se concentraron en la Plaza de la Candelaria, en el centro de la ciudad.
En un principio esta protesta tenía como objetivo el exigir al presidente interino la restitución del Ministerio de Cultura, que pasó a depender de la cartera de Educación tras la reforma ministerial de Temer, que optó por reducir el número de ministerios, de 31 a 24, con el fin de reducir el gasto público.
Tras un sinfín de críticas y de ocupaciones de instalaciones públicas por todo el país en protesta contra esta medida, el nuevo Gobierno anunció este sábado que daría marcha atrás y que finalmente volvería a contar con un ministerio de Cultura, cuya cartera recaerá en Marcelo Calero.
Pese al anuncio de esta medida, los manifestantes decidieron mantener la protesta prevista cambiando sólo su objetivo inicial por el lema «Temer, jamás; resistir en las calles por los derechos», dejando así claro que no aceptan la legitimidad del nuevo Ejecutivo.
Frente a la iglesia de la Candelaria los manifestantes colocaron una alfombra roja en homenaje a los cineastas que recientemente mostraron su oposición al nuevo Ejecutivo durante la celebración del Festival de Cine de Cannes, en Francia.
Desde la Plaza de la Candelaria, los manifestantes se dirigieron por la céntrica avenida Rio Branco hasta el Palacio de Capanema, uno de los predios públicos que han sido ocupados estos días, para mostrar su apoyo a quienes aún permanecen en el edificio.
Ya entrada la tarde, otra protesta comenzó, en esta ocasión en la mayor ciudad de suramérica, Sao Paulo.
Allí la protesta comenzó en el Largo da Batata, en el barrio de Pinheiros, desde donde los manifestantes tenían previsto dirigirse a la residencia del presidente interino Michel Temer, quien, tras pasar el fin de semana en la ciudad, ya se encontraba de vuelta en Brasilia, según informaron medios locales.
Sin embargo, fuerzas policiales acordonaron las calles aledañas a la residencia del mandatario, en la zona de Alto Pinheiros, para evitar que los manifestantes pudiesen plantarse frente a la casa.