Después de tres meses del asesinato de las turistas argentinas Marina Menegazzo, de 21 años, y María José Coni, de 22, se conoció que fueron drogadas y abusadas sexualmente, según los últimos informes: toxicológico y necrológico. Ante estas evidencias, sus familiares sospechan que hay otras personas involucradas en este caso. Segundo Alberto P.M. y Eduardo Aurelio A.R. fueron sindicados en este proceso por el presunto delito de asesinato. Ellos permanecen encarcelados en Guayaquil.
Cuando se hizo público el informe de la segunda necropsia practicada en Cuenca (Azuay), Gladys Steffani, madre de María José Coni, dijo al diario Andes de Mendoza “la verdad es que ese dato funesto ya lo conocíamos y lo asumimos con dolor, pero ahora lo que necesitamos saber es quién fue el violador de las chicas, y eso todavía no se sabe”. Precisamente esta diligencia judicial fue ordenada por María Dolores Coloma Pazmiño, la tercera fiscal a cargo de la instrucción.
Semanas anteriores un informe toxicológico había confirmado que a las dos jóvenes las habían drogado con benzodiazepinas, medicamento que actúa sobre el sistema nervioso central como sedante, lo que se traduce en la pérdida de la voluntad, y si a ello se le suma la ingesta de alcohol, quita todas las facultades a la persona, lo cual es aprovechado por abusadores. Gladys Steffani reiteró su versión de que “hay más gente involucrada, tanto en el homicidio como en las violaciones”, además de los dos detenidos, falta que caiga el pez gordo”. “Insistimos con la posibilidad de trata de personas, con más personas metidas en la causa, con el fin de sacarlas del país. Por eso esperamos los avances de la fiscal”, agregó la mujer al diario digital El Sol.
También confió en que este resultado es en respuesta a los 200 pedidos de la fiscal, entre los que se encuentran, principalmente, la toma de muestras de los acusados. La progenitora confió en que los abogados querellantes pedirán que a los acusados se les agrave la imputación de homicidio por el hecho de haber drogado a sus víctimas, con el propósito de vulnerar su voluntad y lograr el abuso sexual.